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Gigia en el mundo

La ciudad acogió el 28 de agosto de 1902 a los representantes elegidos por sus compañeros para celebrar el VI Congreso del aún joven PSOE

Desde siglos y siglos, muchísimo antes de que el esforzado investigador, natural de Cabranes y verdadero amante de Gigia, José Antonio Mases llevara a cabo la ingente tarea de recoger en un volumen cuanto se ha escrito sobre Gijón, recopilación en la que, hasta ahora, no he descubierto otras ausencias que la falta de referencia a los ríos Gihon y Pisón que en el Génesis aparecen delimitando el mismísimo Edén; y la de los versos que a nuestra villa dedicó el político republicano federal coalicionista, y masón de primer grado, Jaime Martí-Miquel, cuando visitó Gijón en 1888 invitado por el prestigioso Ramón Fernández, presidente del Comité del partido, cuya descendencia aún vive, estudia, ora et labora, come y bebe, y pasea las calles, plazas y plazuelas sobre las que don Ramón llegó a mandar como Alcalde?,

El político republicano vio así al Gijón creciente de su tiempo:

"En el aire claridad

En las manos fortaleza

En los ojos lealtad

Y en los pechos entereza

Madre de la libertad".

Sí, señoras y señores, pacientes lectores, estaba el grado 33 refiriéndose a la misma Gigia que hoy sufre bajo la política inutilidad de círculos, hormigas y gaviotones, pero que continúa ubicada en los 43º 32'08'' Norte, 5º 39'41'' Oeste, por mucho que hoy podamos echar en falta "claridad, fortaleza, lealtad, entereza y libertad"? y nos sobre suciedad y contaminación grave, "plantona" mediante, por tierra, mar y aire; menos mal que la alcaldesa Moriyón se ocupa personalmente del problema? y quizá en algún momento piense en la posibilidad de expropiación de los chalets afectados; solución idónea para la costa y propietarios de los inmuebles, que ya no sufrirían ni ruidos ni malos olores?

A aquel Gijón chico, y ansioso de lealtad y libertad, llegaron a finales de agosto, justamente el 28, del año de gracia de 1902, los representantes elegidos por sus compañeros para celebrar el VI Congreso del aún joven Partido Socialista Obrero, "que hace 25 años, -escribió un reportero-, apenas si llegaban a veinte los hombres decididos a fundarlo y resueltos a propagar sus ideas, que hoy congregan en Gijón a los representantes de miles y miles de hombres que en tales ideas comulgan".

Las sedes preparadas para celebrar el cónclave obrero fueron el Centro Obrero de la calle Pelayo y el Teatro Jovellanos de la calle Instituto, que el actual "Jovellanos" se llamaba "Dindurra" por ser su constructor, empresario y señor, como lo era de los festejos taurinos, el incansable Manuel Sánchez Dindurra, de buen recuerdo.

Aquel Gijón, que recibía a los delegados socialistas, acababa de despedir al joven rey (lo fue desde la cuna hasta 1931, año en que lo despidió la Nación). En el embarcadero, Alfonso XIII tuvo el desliz de decirle a un pobre gaitero que ya le había acompañado dos años antes tocándole gaita: "Pero hombre?, ¿no sabes tocar otra cosa?".

De Gijón, villa en la que todo era posible, partieron a mitad del mes de setiembre de aquel año, rumbo a Moscú, Jesús Fernández Duro, nieto de Pedro Duro, el Fundador, y Fernando Muñoz y Bernaldo de Quirós, nieto de doña Cristina de Borbón, madre de la Reina,? y siete "Muñoces", para emprender en el estupendo coche propiedad del nieto del empresario, el más largo viaje jamás emprendido con vehículo automóvil; la ida directa de Gijón a Moscú?, y el regreso de Moscú a Gijón con algunos rodeos por visitar París y otras capitales. Supuso esta expedición el hacer por caminos de tierra, cruzando montes, valles y toda clase de animales, más de 12.000 kilómetros, que ya eran kilómetros. Y Gigia, la de las cinco virtudes, fue el principio y el fin, Alfa y Omega, de aquella magna hazaña deportiva? olvidada en el calendario de la Fundación Municipal de Deportes.

Los obreros comisionados del socialismo militante se preocuparon, ante todo, después de alojarse en pensiones y casas de conmilitones, de protestar ante el Alcalde, que lo era José Ruiz Gómez, diplomático, automovilista también, -que logró hacer el recorrido León-Gijón en tal solo dos días, descansando todo el tercero, así era de cansada la conducción y de peligroso el Pajares-, por la arbitraria prisión de cinco obreros, que llevaban días en huelga protestando contra las imposiciones de la dirección de la nueva fábrica de vidrios del Natahoyo.

Seguidamente, los congresistas se ocuparon en poner al día el programa y el ideario del partido, y establecieron normas de régimen interior. Por ejemplo: "La designación de candidatos para concejales, diputados provinciales o diputados a Cortes se hará por todos los socialistas de la circunscripción o distrito, reunidos en asamblea"; y también escucharon de boca del padre Iglesias, compañero fundador: "Las coaliciones electorales con los partidos burgueses, (aún los más republicanos y radicales), no pueden hacerlas las agrupaciones sin la aprobación del Comité nacional, porque los políticos burgueses son maestros consumados en el arte de engañar? y pueden llevar a los obreros por sendas muy equivocadas". ¡Qué diría hoy don Pablo, si viviera, de los enredos, líos y engaños, y los mil banquillos de acusados en que se sientan y descansa la "lista" burguesía nacional y de bandera y gobierno?, dispuesta la muy "rajoyana" a ser fuerte, y forzar disimuladamente terceras elecciones en busca del "rodillo" perdido!

Y habiendo comprobado don Pablo el número de tabernas abiertas en Gijón, mirando a Víctor Huergo y Eduardo Varela, delegados gijoneses en el Congreso, el fundador, en el gran mitin del Congreso, "excitó a los obreros gijoneses para que abandonen la taberna y se apresten a defenderse contra la avaricia patronal que siempre crece con los desenvolvimientos industriales de la magnitud del que aquí se nota"?

Aquel cónclave tuvo su mártir: el obrero Enrique Fernández, el honrado delegado de las agrupaciones socialista de Avilés y Arnao, que no consta fuera ascendiente del actual jefe de gestores, Javier Fernández, cuyos valores han permanecido ocultos, por la cordillera astur, a los ojos de toda la España llana, y que, al fin, gracias a la crisis socialista, quedarán al descubierto como tesoro inesperado? ¿Qué van a decir las nacionalidades civilizadas de su prudente gobernación? Pronto lo sabremos? El agresor de Fernández, navaja en mano, fue el anarquista Rafael de Arriba, alias el "Malagueño", sujeto, de suyo, muy violento, y sin vinculación conocida con los pacíficos y excelentes Arribas gijoneses, tradicionales empleados del Banco de España, de los que vino el notabilísimo don Ladislao, Ladis, de tan gratos recuerdos para todos lo que en Gijón tuvimos la suerte de leerle y tratarle?

Y desde que Gijón acogió aquel VI Congreso, el Partido Socialista siguió creciendo y creciendo, y fijando y esclareciendo sus principios, congreso a congreso. Doce años después, afirmaban los fieles hijos del padre Iglesias que eran republicanos, "además de por principios, porque la monarquía de Alfonso XIII era incorregible". Y que la República deseada era la "que reconociese ampliamente en su seno el hecho de las nacionalidades ibéricas, que tienen personalidad característica y muy diferenciadas unas de otras. Así los vascos, los catalanes, los andaluces y los gallegos?". "Tampoco en cuanto al idioma, entendemos nosotros, que se debe imponer a ninguna región el uso obligatorio de una lengua oficial determinada? que cada pueblo pueda hablar en aquel idioma que mejor exprese sus sentimiento y sus necesidades sin imposiciones del poder central, que por lo violentas resultan odiosas"?

¡Qué cosas decían los viejos socialistas, obreros enérgicos y crecientes! Y qué las que ahora está diciendo la flor y nata burguesa del viejo partido. Como para meditar sobre ello.

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