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Crítica de arte

Juego de volumetrías

El gijonés Jorge Flórez muestra en sus piezas el permanente diálogo entre escultura y arquitectura

Jorge Flórez de la Calle (Gijón,1984) es un escultor formado en la Universidad del País Vasco, en Bilbao. Reside y trabaja en Hüexes (Parres, Arriondas). Allí está su taller, al sur de la Sierra del Sueve, monumento del Paraíso Natural que tiene su propio centro de interpretación en Gobiendes. Expuso por primera vez en Gijón a finales del año 2011, en la galería que Adriana Suárez tenía abierta en la Plaza del Parchís. Al año siguiente 2012 celebró dos exposiciones, una en la Casa de Cultura de Avilés y otra en el Museo Antón de Candás.Piezas de la época 2010-2012 pudieron verse en el Museo Barjola de nuestra ciudad. Últimamente ha expuesto en Oviedo, Galería Guillermina Caicoya, en los años 2013 y 2016. En 2013 presentó la "Serie R-70", por la que recibió elPremio Caja Rural, Sala Álvaro Delgado deLuarca. Y en 2016 "TheFact". Tiene una escultura del año 2010 en el IES Universidad Laboral y otra del 2012 en los jardines del Museo Evaristo Valle.

Se mueve Jorge Flórez en un terreno fronterizo entre la arquitectura y la escultura. Digamos que dialoga con la arquitectura desde la escultura. Tal vez sea este el poso que le han dejado sus estudios en el País Vasco, bien sea el espíritu de Jorge Oteiza , el edificio del Guggenheim de Frank Ghery o ciertas obras de Eduardo Chillida, como el Elogio del Horizonte, en Gijón. Y es que en nuestro tiempo, tanto arquitectos como escultores trabajan en el límite de las disciplinas. Hay ejemplos de esto en la historia del arte europeo. La prodigiosa ordenación del espacio que hizo Lorenzo Bernini en el siglo XVII, tanto en el interior de la basílica de San Pedro como en la plaza del mismo nombre en Roma, fue conseguida gracias a una armoniosa combinación de arquitectura y escultura. Bien podemos decir que el baldaquino de San Pedro, sobre el altar central de la basílica vaticana, posee el mismo espíritu de arquitectura que el "Elogio" de Chillida.

Al día de hoy, Jorge Flórez ha abandonado sus piezas más o menos planas, suavemente curvas y dotadas de ligeros resaltes y sugerencias volumétricas, realizadas unas en madera y otras en planchas de acero, pintadas con colores vivos, como amarillos y rojos. Y ha optado por piezas volumétricas en madera y pintura, algunas veces al acrílico y casi siempre a pintura sintética de color blanco, de color negro o combinadas con partes blancas y partes negras. También trabaja con volúmenes a base de hormigón. Y a tales piezas volumétricas añade estampas o grabados en blanco y negro, pocas veces a xilografía, casi siempre a tinta foto sensible. Tal es la evolución de los trabajos de Jorge Flórez que ahora se presentan en la Galería Cornión, aunque piezas con volúmenes geométricos aparecen ya en la muestra ovetense "TheFact".

El diálogo con la arquitectura sigue. Pero esta vez las piezas con volumen en madera, de una gran exquisitez geométrica, se inspiran al parecer en un hecho real: un terremoto que sucedió en una pequeña localidad peruana. Contrariamente a lo que suele ocurrir, las casas de los indígenas resistieron el terremoto, con sus tensiones, vibraciones y movimientos, pero otras, incluido el edificio de la Compañía de Seguros, se vinieron abajo en todo o en parte. El título "Kollaps" juega con las palabras collage y colapso. Estamos ante piezas que no niegan su origen, básicamente prefabricados de hormigón para instalar directamente en los edificios, pero están realizadas con una precisión geométrica de gran pureza y sensibilidad. En este sentido contrastan fuertemente con las elaboradas a base de hormigón, que parecen bloques sueltos despedidos del edificio y encontrados al azar del terremoto, bloques crudos que parecen advertir al espectador acerca de la finura de sus contrarios, las maderas en blanco y negro.

En la Galería Cornión tenemos 16 obras de Jorge Flórez, siete en madera, dos en hormigón y el resto grabados. En cuanto a los grabados, relacionados igualmente con el terremoto del Perú, muestran edificios afectados por el seísmo y están realizados a base de emulsión con tinta fotosensible que se activa al sol o dentro de un aparato de rayos ultravioleta.

Entre las piezas de madera, destacamos una de pequeño tamaño, a base de módulos apilados. Y las número 5 y 6. La nº 5 consta de cinco módulos en madera pintados de negro y colocados sobre la pared, como formando bandas horizontales de un edificio de oficinas o de viviendas. Es la primera que se ve al bajar por las escaleras metálicas de la galería. Enseguida nos fijamos en la nº6, que consta también de cinco módulos pintados en blanco, pero dispuestos por el suelo como caídos al azar. Piezas negras sobre fondo blanco de la pared, piezas blancas sobre el suelo negro, que dialogan y se replican. Digamos para terminar, que las piezas volumétricas de Jorge Flórez incorporan y asumen los valores de la actual tecnología de los materiales de construcción, que son orden, simetría, proporción, cálculo y medida, todo ello predeterminado a planos que dibujan arquitectos o ingenieros.

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