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Abracemos la vida

Un canto a la esperanza frente a los avatares de la actualidad

Hay días que me parece imposible abrazar la vida y estoy a punto de sentarme con mi mantita y no pensar en nada, no hacer nada. Estoy cansada y tengo derecho a estarlo. Quiero hacer tantas cosas, estar más tiempo con la familia, con amigas que me necesitan, escribiendo para concienciar las mentes, sí, ya sé que soy tan optimista que creo que lo que yo propongo es lo correcto. Bueno, pues sí lo creo, son muchos años de vida, de experiencias, de estudiar la historia y aprender de ella. Bueno, corramos ese velo negro y abracemos esa vida que merece la pena.

Hemos celebrado la Fiesta Homenaje a los Mayores de Somió, organizada por la asociación de vecinos en el restaurante Somió Park. Ha sido estupenda y creo que ese día nos dejó un estupendo sabor de boca, empezando por el estupendo menú que fue servido maravillosamente y siguiendo por todas las personas que nos reunimos: los homenajeados María Luisa Cuervo Díez; y el matrimonio formado por Juan Delgado García y Sara Zapico González acompañados de familia y amigos, representantes de todos los partidos políticos departiendo afablemente; representantes de todas las asociaciones de vecinos de Gijón, todos los mayores de 75 años invitados por la asociación, reparto de 62 regalos donados por tiendas y particulares y al marchar regalo de una plantita a todos y cada uno para que la cuiden y recuerden esta fecha. Todos nos sentimos entre amigos y aunque a la junta de la asociación nos llevó tiempo y esfuerzo organizarlo todo, nos mereció la pena. La vida no acaba a los 70, así que ánimo a todos que os queda mucho tiempo para abrazar la vida.

Hay algo que ayuda a vivir mejor y eso es la música. Mientras escribo estoy oyendo un álbum de Mina, la estupenda cantante italiana, que fue siempre una de mis favoritas. En concreto ahora "Parole, parole" que me encanta. Nada mejor que hacer las cosas con la música en la cercanía o en la distancia.

Bueno, parece ser que tendremos gobierno muy pronto, lo sé de buena tinta y me alegro porque ya iba siendo hora, aunque tengo poca fe y me temo lo peor porque los odios no se acaban, los enfrentamientos tampoco, el estar todo el día repitiéndonos los trapos sucios de los demás tampoco, ya lo hemos oído por activa y por pasiva pero, por favor, déjennos en paz. Mi padre escribió unas palabras en un poema cuando estaba en la cárcel y tenía 20 años: "No hace falta que odies, otros odiarán por ti " y él realmente tenía razones para odiar pero nunca lo hizo. Sabemos que hay corruptos en todos los partidos, ninguno es mejor ni peor, son todos malos. Además aunque clamemos que no haya más ladrones en los gobiernos, es como gritar en el desierto porque la naturaleza humana es como es y los ladrones no desaparecen. Podemos, quiero decir debemos -no sé porqué la palabra podemos cada día me gusta menos- tener mejores leyes y establecer más controles pero alguno se nos escapa seguro porque quién hizo la ley hizo la trampa. Una vez asumido esto, pasemos a otra tema.

Esta semana tenemos los premios "Princesa de Asturias". A mí me parecen estupendos, por unos días Asturias está en todos los focos por una buena razón, pero resulta que hay una panda de -estoy intentando encontrar una palabra que no sea demasiado hiriente pero no la encuentro, lo siento- de estultos y lanzadores de piedras sobre su propio tejado que protestan y piden que se supriman. A mí lo único que me molesta de los premios es que no hay manera de conseguir que te inviten y a mí me encantaría estar primero en el Campoamor y después en el Reconquista. Y no sean mal pensados que no es por los canapés, que son más bien escasos: es por saludar a tanta gente de valía. Una vez pude saludar a la Reina Sofía que estuvo encantadora conmigo; al Duque de Alba, un hombre interesante; a Jaime Peñafiel, a quién afeé su costumbre de criticar a los Reyes y a la entonces princesa Letizia, a periodistas y escritores, porque sí estuve invitada alguna vez.

Seguiré intentando abrazar a la vida.

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