La Nueva España

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Tras la oscuridad está la luz

Amigo mío, no me extraña que mi largo silencio ante la situación creada en esta España sin horizonte te preocupe y reiteres mis noticias y pensamiento sobre la bochornosa situación que están creando nuestros políticos. Justifico mi encierro y ausencia de este esperpento, porque no estoy dispuesto a dar cabida en mi espíritu a las egoístas miras de quienes pretenden gobernarnos sin ni siquiera pensar en el roto que están dejando en el bordado de esta España desencajada ahora y que va a ser muy difícil de hilvanar en un corto plazo. Dicho directamente, estoy avergonzado de la mayoría de los regidores que pretenden llevar las riendas y por lo tanto, no merecen un segundo de dedicación de nuestro tiempo.

Es hora de cambio en España, sí, pero no de un cambio superficial consistente en dar la vuelta al colchón. Es hora de cambiar el colchón, el dormitorio y todos los muebles, incluidos los inquilinos de las sedes de los partidos políticos, que con su pasividad se han transformado en parte del inmovilizado del inventario, al objeto de que su holganza no dañe más a quienes, indefensos de sus despropósitos y desmanes, nos han convertido en su pelota de ping pong,

La legislación existente para la elección de quienes nos gobiernan requiere una urgente modificación y yo creo que prioritaria en este momento ante cualquier otra decisión y necesidad por muy importante que nos pueda parecer, pues es sin lugar a dudas la causa y el soporte de nuestros males actuales. A nadie se le escapa por muy poco observador que sea que los objetivos de los actuales partidos políticos no coinciden con los de los ciudadanos. Los esfuerzos de ellos no van en la dirección del bien común, sino que giran alrededor del común de los bienes ajenos, dejando el espacio de la ciudanía exclusivamente a las vísperas de la solicitud de sus votos, atrayendo su atención a modo de prestidigitadores.

Es el momento de que la sociedad civil, harta de estos irresponsables que tenemos en general y por supuesto siempre considerando excepciones, que las hay, quite el poder a los mediocres, exija a la justicia que actúe con mano firme sobre las faltas cometidas por ellos y paguen sus consecuencias, devolviendo las riquezas robadas y restituyendo la ética y moral de un país tan orgulloso de su larga historia como avergonzado en el presente.

Creo que está llegando el momento de hacer y "hacer hacer" .Que cada uno de nosotros aporte su esfuerzo, con el grado de exigencia que le corresponda desde el lugar que ocupa, abandonando el proceso de esperar a que otros resuelvan la caótica situación. Porque en esta nación hay mucha gente maravillosa, gente que ya está en marcha y gente que está deseosa de moverse, para ayudar a cambiar esta sociedad adormecida sabiendo que el cambio tiene que empezar a partir de nosotros mismos.

Convirtámonos en seres humanos vivientes que buscan la justicia y la solidaridad, compartiendo con los demás lo mejor de sí mismos y su talento. Porque la vida es bella y si los humanos también somos excelsos, ¿por qué hemos de dejar de serlo? ¿Por qué nos obligan nuestros mandatarios? Apartémonos de quienes con su obrar y malos ejemplos nos incorporan malestar, rencor, odio, y envidias, consecuencia de que sus débiles y devaluados valores son tan insignificantes que no tienen otra alternativa que promover el mal.

Volvamos al modelo de sociedad donde el compartir destierre el competir, donde la comparación no sea por el valor de lo que se tiene en posesión sino por lo que tiene cada uno como persona dentro de sí mismo. Busquemos y fomentemos los valores comunes de los seres humanos y no los que con sus efectos diferenciales provocan deshumanización, promueven el egoísmo y potencian la sinrazón del ego individual.

Conocemos que los recursos son escasos para el reparto entre los humanos, y sin embargo vemos como se destaca en los distintos soportes de enseñanza como uno de los principios elementales didácticos el acaparamiento de las cosas, para tener más que el de al lado. A los niños, los métodos de enseñanza les incitan a acostumbrarse a la posesión por el hecho de "tener" más y superar a los otros, incluso promoviendo competiciones escolares sin valorar las limitaciones y las capacidades de sus compañeros, para "ser los mejores", pero ¿en qué? No es difícil comprender que estos sistemas son el caldo de cultivo en la senda de la envidia y el afloramiento de miedos que tanto insomnio le harán padecer a lo largo de toda su vida, hasta que, transcurrido no mucho tiempo la obsesión por el victimismo no hará otra cosa que sacar a la luz lo peor del ser humano.

Con ello estamos creando una sociedad en la que desaparece la admiración hacia alguien, haciendo sin embargo florecer la inseguridad de sus actos y la baja autoestima, llegando incluso a no quererse ni aceptarse a sí mismo, y por supuesto impide aceptar el triunfo de los demás, con lo que hace prevalecer el "si yo no lo consigo, tú tampoco"

Sí, mi querido amigo, necesitamos un cambio no superficial de llevar un voto a la urnas, sino el de una actitud mucho más profunda, lo cual no creo que nos lo den quienes ahora se pelean por nuestros votos y hacen ingeniería "trilera" para gobernarnos a su antojo. Tendremos que acudir para conseguirlo a otras instancias que sean capaces de reconducir el obrar de toda la ciudadanía con el ejemplo y sus virtudes. Existen tales remedios, solo necesitamos recapacitar y buscar el cobijo en ellas. Es hora de encontrar un líder que guíe a la sociedad española, y a ser posible que no sea político de oficio.

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