Hace muchos años, antes incluso de su romance con Ava Gardner, un optimista quiso contratar a Frank Sinatra para que actuara en España, Sinatra, que era un monstruo pero muy babayu, contestó con una pregunta: "¿Cuánto cuesta España?", que entonces era pobre pero que valía más que el capital que manejaba la estrella de la música y el cine. Ahora ya no hay Sinatras que no quieran actuar en un país que les pague el contrato pactado, por lo que los organizadores de conciertos pueden manejar una amplia lista de figuras que se suban al escenario elegido. Tal parece ser el caso del Ayuntamiento de Gijón, que tras el mejor verano de la historia, el pasado, sin una estrella que llevar a El Molinón o a Las Mestas, quiere cubrir esa ausencia para el próximo estío y superar lo pasado. La lista de posibles actuantes incluye mucho de lo mejor que moviliza multitudes. Puestos a pedir podríamos pedir a Bob Dylan. El problema es que no se pone al teléfono.
