Andamos enredados entre presupuestos como quien se enreda entre madejas con lanas de colores para tejer un jersey. Ni sabemos qué color elegir ni qué forma darle a la prenda. Es decir, el equipo de gobierno quiere algo y no estamos seguros si es que no tiene las cosas claras o es que no lo quiere contar todo. Lo que se reservan es probable que no lo sepamos hasta finales del año que viene cuando se vea lo realmente ejecutado y hasta comprobemos, al igual que en otros ejercicios, lo no gastado y queda para remanente que, también con toda probabilidad, intentará ser aplicado a rebajar deuda más allá del valor. En este sentido, los foristas gijoneses recuerdan al recordado "conducator" rumano Nicolae Ceacescu: cuando fue derrocado, se descubrió que el país carecía de deuda externa, aunque a la población le faltaban comida y medicinas. Esta populosa villa marinera tiene contenidísima su deuda externa, pero las políticas sociales renquean, el mantenimiento de nuestras calles es deficiente, carecemos de documento de ordenación urbana, no hay ningún plan, en definitiva, que ilusione o dinamice nuestra sociedad
Se inicia una negociación presupuestaria con un horizonte en el que, prácticamente la semana que viene, la junta de gobierno haya de aprobar el borrador cuando, a día de hoy, no hay ni el preceptivo informe de la Intervención, como tampoco este organismo ha emitido cómo va la ejecución de los prorrogados de este año. Quiere ello decir que los concejales, desde la de Hacienda hasta el solitario de Ciudadanos, estarán viendo números prácticamente a ciegas. Informó la Intervención de que los 229 millones de euros previstos como gasto presupuestario para 2017 parece que cumplen con las reglas, debido a los ajustes a realizar por lo no ejecutado durante los tres últimos años, que asciende a un trece por ciento, que es bastante para las necesidades y carencias habidas en el concejo.
Los foristas avanzan unas líneas de presupuesto para 2017 a sabiendas de que no se va a cumplir, de que les pasará lo mismo que en los últimos años: se ingresará más de lo que se gastará, lo cual sería encomiable si estuviéramos viviendo una época en la que se atan los perros con longaniza, en lugar de estar sumergidos, como estamos, en uno de los momentos de mayores necesidades y carencias sociales.
Solamente algunos apuntes para estremecernos un poco. En cuestiones sociales, de educación y actividades en materia cultural, se rebajan las cantidades, incluso tras la prórroga de este ejercicio que estamos viviendo, cuando ya se sabe que las prórrogas presupuestarias hacen sufrir estos apartados.
En lo referente a empleo y promoción empresarial, por poner otro ejemplo, se rebaja lo presupuestado respecto al año a punto de finalizar. A los integrantes de la oposición no les encajan las cuentas y no acaban de encontrar las partidas concretas en donde se alojan la cantidad de 35 millones de euros previstos en la concertación. Lo que, a primera vista se ve que queda notablemente por debajo de lo reflejado en el plan "Gijón Crece", a no ser que, en este peculiar juego del escondite presupuestario aparezcan cantidades hábilmente camufladas en partidas inesperadas. Si estuviéramos en el mes de junio, la cosa sería diferente, pero recordemos de nuevo que estamos a una semana de que se tenga que pronunciar la junta de gobierno.
Por no dar más la lata, en materia de Inversiones, aparte del escándalo que ya de por sí significa lo previsto y no ejecutado, se constata que, por ejemplo, nada aparece referente al Parque Tecnológico, al mantenimiento o la cifra dedicada al mantenimiento de fachadas, que no llega a los dos millones, frente a los siete de años anteriores. Y podríamos seguir.
¿Podemos llamar a todo esto retroceso y calificarlo de gestión ineficaz o mala? Para contestarnos, sólo hemos de mirar a nuestro alrededor.
