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Crítica / Música | Musicólogo

Homenaje a Woody Shaw para celebrar los 20 años de "Jazz en el centro"

Voro García y Toni Belenguer presentan "Reality Shaw" en el último concierto de "Jazz Gijón"

No era un concierto cualquiera: última cita de esta edición de "Jazz Gijón", presentación del proyecto "Reality Shaw" con banda al completo y cumpleaños para el ciclo que mes a mes ha consolidado el jazz en nuestra ciudad. Sí, "Jazz en el centro" celebra veinte años de actividad ininterrumpida, 255 conciertos organizados desde que Isaac Turienzo Trio se subiera al escenario en noviembre de 1996. Desde entonces Gijón está en el mapa de las giras que artistas nacionales e internacionales hacen por el norte del país, y gracias a "Jazz en el centro" hemos podido ver en directo todo tipo de combos y estilos que tienen cabida en este macrogénero musical. René de Coupaud, impulsor del ciclo junto a Juanjo Mintegui, subió al escenario para agradecer la apuesta de la Fundación Municipal de Cultura durante todos estos años por la música actual y viva.

Para la ocasión, nada mejor que la presentación en Gijón del homenaje que los valencianos Voro García (trompeta) y Toni Belenguer (trombón) realizaron al trompetista estadounidense Woody Shaw, un músico clave para entender los desarrollos del jazz contemporáneo y que supo hacer evolucionar esta música más allá de las formas de la influyente generación del bop. Este homenaje es un proyecto trabajado en estudio y rodado por los escenarios, y eso se nota en la soltura con la que toda la banda se manejó para hacer avanzar los temas. La formación emula el quinteto con el que Shaw actuaba junto al trombonista Steve Turre en los años ochenta, por lo que el pasado miércoles los vientos estuvieron acompañados por Santi Navalón (piano), Tabari Lake (contrabajo) y Devin Malloy (batería).

Era un concierto que pedía mente abierta, y no defraudó. Un arranque en la batería con reminiscencias de Benny Goodman pronto discurrió por otros derroteros hacia una sucesión de melodías en los metales que concentraban altas dosis de imaginación y una sonoridad en la que trompeta y trombón constantemente se complementaban. La sordina en la trompeta del segundo tema añadió colorido a una interpretación que siguió los patrones marcados desde el inicio, con un discurso musical sin fraseos de relleno y en el que todos los instrumentos se mueven con libertad y de forma coordinada para generar un empuje natural que atrapa al espectador. Todo sin caer en fórmulas monótonas, sorprendiendo con nuevos motivos en cada pasaje y cuidando con mimo cada detalle hasta el final de los temas, que los músicos se ocupaban de apagar diligentemente. Esta fue la tónica en piezas como "Game" o "Jean Marie", esta última más calmada y con aire de balada, aunque lo que predominaron fueron los tiempos medios y las melodías brillantes y luminosas. Fue un gran concierto, por lo original de la propuesta, por el cuidado en la interpretación y por la calidad de los músicos; un recital que, por otro lado, confirma la gran escuela de intérpretes de viento metal que siempre ha habido en la comunidad valenciana.

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