Nacido el año 1913 en Orosháza, en el Imperio Austrohúngaro, en el seno de una familia judía, Nicolás Muller se doctora en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Francisco José de Szeged (Hungría), en el año 1935. Pero se enamoró de la fotografía cuando a los 13 años le regalaron su primera cámara. El 12 de marzo de 1938 Adolf Hitler anexiona Austria y el 30 de abril Nicolás Muller abandona Hungría y evitando la frontera con Austria llega al norte de Italia (Venecia, Padua, Verona) y en Milán toma un tren a París. Allí entra en contacto con el escritor húngaro Lajos Zilahy y los fotógrafos más importantes del momento, los también húngaros Brassaï, Robert Capa o André Kertész. Conoce también a Picasso. Atento al inicio de la 2ª Guerra Mundial, intuye que los nazis pronto llegarán a París y aprovechando un encargo que le hace la revista "France Magazine" atraviesa la España arrasada tras la Guerra Civil y entra en Portugal. Allí no pudo realizar el encargo, pues fue detenido por la policía de Salazar y obligado a salir del país en quince días. Consigue un visado para Tánger, entonces bajo protectorado de varias naciones, entre ellas España. Allí se siente libre e inmerso en una cultura del todo exótica y sorprendente. El ambiente del Tánger de entonces era el que describe la película "Casablanca" (Michael Curtiz-1942- con Ingrid Bergman y Humphrey Bogart). En Tánger viviría durante casi ocho años hasta su traslado definitivo a Madrid en 1948. Allí conoció a Fernando Vela (Oviedo, 1888-Llanes,1966) gran periodista asturiano y secretario personal de Ortega y Gasset, que le encarga fotografías para sus periódicos de Tánger y el Protectorado Español de Marruecos y favorece su primera exposición en Madrid en el año 1944.
La exposición. Lleva por título "fotografías vintage", o sea de época. La palabra "vintage" designa cualquier objeto que va ganando con los años. En este caso se trata de fotos reveladas por el propio Nicolás Muller en su día, que pertenecen al archivo de su hija Ana. Así las 69 fotografías de esta muestra sirven de complemento a las de otras exposiciones, extraídas de negativos escaneados, pues el artista donó todo lo suyo al Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. La muestra de Gijón sigue el viaje de Nicolás Muller. Tenemos las fotos de los campesinos de Hungría, años 1934-37, y su trabajosa existencia, excavando a golpe de pala la hondonada de una futura laguna. Y las de Portugal (1939), que parece mentira haya podido hacer tantas en tan poco tiempo. Estas fotografías están tomadas con una cámara Rolleiflex, negativos de 4x4 cm., cámara discreta, de disparo silencioso, que se maneja con una mano y posee un visor adecuado para encuadrar sin llamar la atención, cámara a la altura de los muslos o la cintura. Hay otra serie de Tánger y finalmente las de Madrid.
En Madrid fue recibido a través de Fernando Vela por todos los intelectuales de la época, músicos, poetas y escritores, porque era uno de ellos, ya que el fotógrafo Muller podía mantener una conversación sobre Beethoven, Freud, Kafka, o las circunstancias políticas y económicas del momento. En su estudio de la calle Serrano posaron para retratos Ramón Menéndez Pidal, Camilo José Cela, Vicente Aleixandre, José Luis Aranguren, Dámaso Alonso, Ana Mariscal, Ataulfo Argenta, Eugenio D'Ors, Gabriel Celaya, Ignacio Aldecoa, Venceslao Fernández Flórez, Regino Sainz de la Maza, Ortega y Gasset, Azorín, Gregorio Marañón, Graciela Chacón, Fernando Vela, etc. A Muller le gustaba hacer estos retratos para conocer a los personajes y también para expresar a través de la imagen lo que pensaba de ellos, lo cual resulta más difícil. Muchos de estos retratos aparecieron en la revista Mundo Hispánico.
La amistad con Pablo Serrano. Nicolás Muller y el muy famoso escultor Pablo Serrano Aguilar (Crivillén, Teruel, 1908 - Madrid, 1985), uno de los fundadores del Grupo El Paso, trabajaban el uno para el otro. Cenaban a menudo con la galerista Juana Mordó. Pablo Serrano le hizo a Muller un retrato fabuloso al bronce, que puede verse en la puerta de la exposición. Y en La Ventana, admiramos una pieza de la serie "Ritmos en el espacio", escultura móvil que gravita con gran elegancia. Pablo Serrano tiene museo propio en Zaragoza. Pero bueno será recordar alguna de sus obras públicas, como el Unamuno junto a las Úrsulas (1968) y la estatua de Antonio Nebrija (1981) en la calle Balmes, la dos en Salamanca; la estatua de Benito Pérez Galdós (1969) en la Plaza de la Feria de Las Palmas de Gran Canaria; el monumento funerario a Félix Rodríguez de la Fuente (1980) en el cementerio San José de Burgos o la cabeza de Antonio Machado (1960) colocada en los jardines de la Biblioteca Nacional de Madrid en 2007.
La estética de nicolás muller. Una mirada atenta descubre características esenciales y acusadas de la fotografía de Nicolás Muller. Enumeramos alguna de ellas. La tensión de las diagonales, que enfatizan el esfuerzo humano y a menudo desequilibran la línea del horizonte. El uso de los encuadres desde arriba y desde abajo, lo que se llama picado y contrapicado. El amor por los niños, a quienes retrata casi siempre sonrientes y felices. La fascinación por la arquitectura. El empleo de personas en grupo para marcar distancias y servir de enlace entre primeros términos y elementos más lejanos sobre los que desea llamar la atención. Su habilidad para captar el carácter de las personas que retrata. Y finalmente, la búsqueda de objetos simbólicos y poéticos, como en su célebre fotografía de la guadaña.
Los años finales en Asturias. Nicolás Muller descubre Asturias de la mano de Fernando Vela y se construye una casa en Andrín, cerca de Llanes, en 1968. ("A mi plín, que soy de Andrín"). Aquí vivió el tramo final de su vida al retirarse con 68 años en 1981, con su perro y su gato. Continuó exponiendo hasta su muerte, que sucedió el 3 de enero del 2000. Se sintió judío, húngaro, español y asturiano.
