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Musicólogo

Un "Fausto" intenso y trágico

Era un espectáculo para no perderse; pocas veces se puede asistir a la proyección de una película con un despliegue de medios semejante. La OSPA al completo y armada de un sinfín de instrumentos de percusión daba vida a la banda sonora que Jesús Torres ha compuesto para la película "Fausto" (1926) del director alemán F.W. Murnau, una joya del cine expresionista alemán que es difícil de ver en pantalla grande y, más aún, con una música sinfónica en directo. El espectáculo no defraudó, la música intensificó el dramatismo del film de forma progresiva hasta el clímax final, y la ovación de los aproximadamente 800 asistentes certificó el éxito de este proyecto organizado por Cineteca Laboral.

La música de cine es el repertorio sinfónico que más gente consigue atraer a los teatros. En los últimos años se han multiplicado los conciertos que ofrecen los fragmentos más conocidos de películas que todos hemos visto alguna vez y que despiertan todo tipo de afectos. Una vertiente más creativa es la que desde hace unas décadas ha empujado a compositores de diferentes géneros (desde el sinfonismo contemporáneo hasta el rock) a retomar las películas del cine mudo para elaborar nuevas bandas sonoras. En esta línea se enmarca la música que el compositor Jesús Torres ha creado para la película "Fausto", un clásico del cine expresionista con un buen número de bandas sonoras contemporáneas que, inevitablemente, han hecho caer en el olvido la original, compuesta por el alemán Werner R. Heymann.

El planteamiento musical de Torres no es descriptivo, sino estructural; no busca una representación mimética de lo que sucede en la imagen sino que apuesta por reflejar y potenciar la atmósfera de la escena. Tampoco se trata de un trabajo estructural al uso, a base de "leitmotiven" asociados a personajes o sentimientos, sino más bien de una música que construye el clima de la película, como las disonancias y los cromatismos descendentes para representar el miedo del pueblo a la peste y la desolación ante la muerte o la atmósfera de expectación que crea la orquesta durante la invocación de Fausto a Mefistófeles, que resuelve con intensidad sonora ante la aparición de este.

No faltan guiños sonoros habituales en la música de cine como el uso de campanas, asociadas tradicionalmente a la muerte, para remarcar la transcendencia de la firma del pacto entre Fausto y Mefistófeles, o convenciones propias del barroco temprano como el uso de tonos graves para representar escenas del inframundo en contraposición con otros más agudos para el mundo de los vivos. Torres construye este universo sonoro con una orquesta muy nutrida de efectivos que estuvieron a la altura de la obra en todo momento. Destacó la buena colocación de los grupos instrumentales, que lograron un efecto estereofónico especialmente impactante en la percusión.

El clímax llegó en los compases finales: el empleo de voces sin texto fue un acierto para intensificar la desesperación de Gretchel en su grito "munchiano" de auxilio a Fausto y el delirio de su locura, y la percusión que acompañó la salvación del alma de Fausto hizo retumbar el teatro. Simplemente espectacular. La música de Torres apuesta por la intensidad del drama; sin embargo, con este planteamiento aplaca aspectos importantes de la obra, especialmente los pasajes cómicos, como el necesario cortejo de Mefistófeles a la tía Marta para que Fausto pueda conquistar a Gretchel, tampoco concede mucho peso musical al enamoramiento entre estos personajes. Son detalles relevantes, aunque puntuales, y no desmerecen en absoluto el buen trabajo que el compositor ha realizado para esta película.

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