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Musicólogo | Crítica / Música

Sonido "Ramones": punk de escuela

Marky Ramone hace vibrar a sus seguidores con los clásicos de la banda neoyorkina

Sin duda fue un ejercicio de nostalgia, no se esperaba nada nuevo y no lo hubo, todos querían corear los clásicos de los "Ramones" y el único superviviente de la mítica banda neoyorkina, Marky Ramone, no puso pegas y se explayó con los temas más conocidos del grupo. Pero, ojalá todos los espectáculos nostálgicos tuvieran la calidad, el respeto y la dignidad que transmite el directo de "Marky Ramone & The Blitzkrieg"; los temas de "Ramones" sonaron con toda su energía, sin caer en excesos kitsch ni en tópicos efectistas del género, fue un concierto de punk, de punk de los años setenta en pleno siglo XXI.

Tardaron en salir a escena, y la Sala Acapulco fue llenándose poco a poco de gente a la que sería difícil ver coincidir en ningún otro sitio. Predominaba el público de cuarenta, con chaquetas de cuero y camisetas de la banda, pero también los había más veteranos y jóvenes dispuestos a recrear un concierto de la mítica banda. El ambiente bizarro se reforzaba con los villancicos que sonaban por los altavoces de la sala. Cuando Marky y su banda salieron a escena, todo sucedió muy rápido: el característico "one, two, three, four" daba paso a una sucesión de temas breves sin apenas interrupción que iban haciendo subir la temperatura de la sala de forma progresiva hasta desatar los pogos en las primeras filas.

Por señalar algunas de las canciones que fueron sonando: "Psycho Therapy", "Do you wanna dance", "Havana Affair", "I don´t care", "I wanna be your boyfriend" o "Judy is punk". A la vista está que predomina la primera etapa de los "Ramones", temas que nacieron con la urgencia de una escena que se oponía a la intelectualización del rock progresivo y reivindicaba la inmediatez y el mensaje directo del rock and roll de los años cincuenta que subyace en la estructura de todas las canciones, aunque con una mayor agresividad que se expresa en las distorsiones, los tempos acelerados y la puesta en escena.

Quizás alguien pueda apuntar aquello de que todas las canciones de "Ramones" son iguales, pero juzgar la música de esta banda por las modulaciones armónicas de los temas es no tener ni idea de lo que es el punk, y es precisamente esta cualidad del "sonido Ramones" la que exige intensidad y control para que el concierto no decaiga y la banda suene siempre con el tren adecuado. En esto también es importante el papel del cantante, Ken Stringfellow, que tiene escuela punk en grupos como "The Posies" o "Lagwagon".

Si en el punk de "Ramones" predominan las estructuras del rock and roll, también es posible encontrar una evolución hacia el post-punk en la melodía de temas de los años ochenta como "Pet Sematary". En los bises no faltaron "Rock and Roll Radio" y la esperada "Hey! Oh! Let´s Go!" que cerró el concierto. Fue una hora y media de directo con más de una veintena de temas y una entrega total tanto del grupo como del público. El punk cumple cuarenta años, pero no se cansa y sigue igual de vigente que el primer día.

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