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Ante la reforma del mapa hospitalario de Asturias

El error de retornar a la centralización con un megalómano Eje Sanitario Metropolitano del Principado

En LA NUEVA ESPAÑA del 24 de noviembre se informó sobre el proyecto de la Consejería de Sanidad del Principado de Asturias para derogar la actual distribución de 8 áreas sanitarias (creada en 1984) y diseñar un Eje Sanitario Metropolitano que unificaría "en la red" la atención sanitaria de la población asturiana residente en la zona central del Principado (85% del total). Esta nueva "red sanitaria" estaría constituida por 2.906 camas, de las que 1.258 corresponden al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de Oviedo, otras 500 camas al Hospital Universitario de Cabueñes en Gijón y las demás a los hospitales de Avilés, Mieres y Langreo; quedando excluidos de la misma los hospitales de Jarrio, Arriondas y Cangas de Narcea.

Ante esta noticia, el ciudadano puede interpretar que su Sanidad Pública involuciona a una nueva centralización. En este sentido, se ha demostrado inequívocamente que una red sanitaria eficaz debe estar constituida por hospitales de tamaño medio (inferiores a 800 camas), localizados cerca de la población destinataria y dotados con la mayoría de especialidades para ser autosuficientes, aun cuando tengan un hospital de referencia regional para derivar la patología más compleja o infrecuente.

Considerando que las áreas sanitarias de Oviedo y Gijón ofrecen una población similar (sobre los 300.000 habitantes), resulta obvio que ambas capitales deberían disponer de centros sanitarios de similar capacidad; si bien se acepta que el HUCA tenga un "plus", en su condición de centro sanitario de referencia del Principado.

Sin embargo, las directrices de la Consejería de Sanidad parecen potenciar al máximo el flamante HUCA en su faceta asistencial y de investigación, a cambio de recortar la inversión en los otros hospitales. Así, en el Hospital de Cabueñes, solo se contempla realizar una ampliación (sin construir un hospital nuevo) y, quizás, en la periferia del Principado (Luarca, Llanes, Cangas de Narcea) también empeore la atención sanitaria.

Aunque se argumente que, con las nuevas tecnologías digitales, se puede gestionar la Sanidad Pública asturiana más centralizadamente, creo que dicha postura es errónea y que, por el contrario, nuestra infraestructura sanitaria debe acercarse más al paciente dado que la tecnología nunca podrá sustituir al factor humano.

De lo previo se deduce que el reparto del presupuesto sanitario público del Principado debe ser proporcionalmente equitativo entre los hospitales existentes para que resulten totalmente operativos; sin potenciar la financiación de un hospital concreto (como una "joya de la corona") en detrimento de los restantes o favoreciendo "externalizaciones" de sus prestaciones sanitarias, supuestamente, para compensar sus carencias.

En este sentido, el Hospital de Cabueñes parece uno de los perjudicados, sea por sus listas de espera quirúrgicas o de consultas externas como por otras deficiencias. Una de ellas sería la falta de rehabilitación domiciliaria postoperatoria que han sufrido los pacientes intervenidos por una prótesis de rodilla; temporalmente suspendida debido a una impugnación en la renovación de la empresa subcontratada a tal efecto. Así, el paciente intervenido corría el riesgo de graves secuelas (como una atrofia muscular, repercutiendo en la deambulación); salvo si acudía a la sanidad privada y afrontaba el costo de su rehabilitación, algo que no estaba al alcance de todos los pacientes.

A su vez, este problema ha podido ser aún más grave si, para reducir la lista de espera, se seguía practicando este tipo de cirugía ortopédica en centros sanitarios concertados sin que se ofreciera una rehabilitación domiciliaria posterior: Según me consta, hasta la fecha, se han acumulado más de 100 pacientes afectados por esta suspensión temporal; quienes ahora podrán volver a ser atendidos progresivamente. Así pues, se ha padecido una carencia sanitaria grave a causa de una prestación externalizada, en la que nada se puede reprochar al personal sanitario del Hospital de Cabueñes porque carece de toda responsabilidad en su política de gestión si, debido a las deficiencias del área sanitaria, recibe instrucciones de la superioridad que les impiden ofrecer una asistencia integral.

Llegados a este punto, deseo constatar la profesionalidad y entrega de la mayoría del personal sanitario y administrativo de nuestros hospitales públicos, siempre sometidos a las directrices impuestas por los políticos de turno. Me siento totalmente identificado con ellos dado que en mi época laboral sucedía lo mismo y, en ese sentido, un antiguo Jefe de Servicio me decía : " Los cargos políticos se renuevan cada 4 años mientras que nosotros nos quedamos en nuestro puesto al lado del paciente hasta la jubilación".

En definitiva, entiendo que retornar a la centralización de la política sanitaria sería un grave error -incluso con los medios informáticos actuales- porque centralizar no debe ser sinónimo de gestionar mejor, salvo si es para garantizar la uniformidad asistencial. De nada serviría crear un megalómano Eje Sanitario Metropolitano del Principado si su periferia estuviera peor atendida, puesto que implicaría "desvestir a un santo para vestir a otro". Personalmente, confío en que los dirigentes de la Consejería de Sanidad responsables de esta profunda modificación del mapa sanitario público del Principado tengan en cuenta estas reflexiones dado que, intuyo, reflejan el sentir mayoritario.

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