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Asturias sigue padeciendo el calvario del ferrocarril

Sobre las paradas por averías, los incidentes que sufren los usuarios del tren a Madrid y la sangrante demora de la variante de Pajares

Este es el título de un artículo que escribí en el año 2014 para esta columna de LA NUEVA ESPAÑA y, por desgracia, hoy día sigue siendo tan válido como entonces. En el artículo comentaba que debíamos ser pacientes hasta lograr la apertura de la variante de Pajares y que en el Parlamento del Principado se había presentado una moción para conseguir garantías del Gobierno central a fin de que en el año 2015 se pudiera viajar de Asturias a Madrid en algo más de tres horas; aunque, sin embargo, ello fue un gesto testimonial.

Hoy dí, todavía resulta difícil cubrir esta distancia en menos de cinco horas y estamos expuestos a demoras inaceptables por incidencias en el trayecto. Mi última experiencia personal fue la de quedar retenido, durante más de 40 minutos, en la estación de Santa Lucía, previa al Pajares, por la avería de un tren de mercancías situado por delante en el tramo de vía única, del siglo XIX. A pesar de ello, resultó admirable la tolerancia del pasaje porque, lejos de protestar, mostró su resignación por la inesperada parada, salió a tomar el aire, anocheciendo a 3ºC, y luego se pudo beneficiar de la reducción del 50% en su billete. La última incidencia registrada es del pasado 9 de enero, cuando, por un incendio (cuyo origen desconozco) en el tramo de vía única del Pajares, el tren Alvia nº 4181 fue retenido 45 minutos cerca de la estación de Busdongo, circulando luego a 25 kilómetros por hora por la zona afectada y llegando a Gijón con hora y media de demora. Hasta aquí, las anécdotas.

La realidad es que la obra de la variante de Pajares está casi paralizada por dificultades técnicas en el trazado y por desidia política; tema que este periódico ha tratado con prioridad el pasado año hasta en nueve ocasiones (18 de febrero; 3 de marzo; 1 y 11de junio ; 21, 26 y 29 de agosto; y 1 y 9 de diciembre); puesto que, según un artñiculo del subdirector Alberto Menéndez: "No es de recibo paralizar una obra de 3.000 millones de euros cuando está casi terminada".

Recopilando la información de LNE, nos remontamos al inicio de las obras hace más de 10 años y observamos que su ritmo ha sido progresivamente menor a medida que surgían las dificultades técnicas, fundamentalmente en la vertiente asturiana. De este modo, a pesar de que en agosto del 2016 el trazado de la parte leonesa de la obra ya estaba casi terminado -con vías y catenarias montadas-, en la vertiente asturiana entre Campomanes y Pola de Lena, e apenas 5 kilómetros, surgieron deslizamientos en una ladera inestable por ser un talud que se movía 10 centímetros al año. Sin embargo, este problema también se presentó en la construcción de la autopista del Huerna, motivo por el cual su trazado fue debidamente modificado; algo sobre lo que los directivos de ADIF hicieron caso omiso de sus técnicos por falta de coraje ante el incremento de presupuesto sobre la obra.

Hoy día, ADIF reconoce que sus previsiones eran erróneas, motivo por el cual se ha visto obligado a reforzar el talud de la zona de Campomanes; tarea aún sin concluir porque los deslizamientos siguen activos y precisan la mejora del drenaje de la zona.

A su vez, la obra del Pajares sigue paralizada por un problema político presupuestario surgido con los recortes efectuados en el Ministerio de Fomento por Ana Pastor y con sus adjudicaciones de obra "a la baja", indicando una partida de tan solo 115 millones de euros a la misma durante el año 2016. Más aun, la empresa encargada "de vestir" la vertiente asturiana reclama una partida complementaria para compensar el retraso en iniciar su labor y, ante el litigio surgido, parece renunciar a dicho proyecto.

En síntesis, una obra que debía estar terminada en el año 2015 está casi paralizada y sin fecha de conclusión porque carece del presupuesto preciso debido a una escasa voluntad política en Madrid para concederlo ¿Qué hacen los políticos asturianos al respecto?

En este sentido, ante la situación de abandono existente que puede deteriorar la obra ya realizada, parece que la gestión de los políticos asturianos ha sido poco meritoria y, para acallar el malestar ciudadano, RENFE ha concedido algún gesto de simple "postureo".

Un ejemplo es la instauración del "tren bala" (nº 4141) que debe realizar el trayecto de Madrid-Chamartín a Gijón en unas cuatro horas y media a costas de no detenerse en Palencia y León; aun cuando el resto de trenes Alvia siguen tardando más de cinco horas, circulando la mitad del tiempo en sentido contrario a la marcha (trayecto Gijón-León) a causa del "fondo de saco" de la estación de León y conllevando el mareo de algunos pasajeros. Otro gesto de "postureo" es el anuncio de acortar en 15 minutos el trayecto entre Gijón y Madrid cuando funcionen los sistemas de seguridad ERTMS, propios del AVE, en el tramo entre León y Valladolid, permitiendo a los Alvia circular a 250 kilómetros por hora.

Hoy día y pecando de ironía, pienso que Asturias podría compararse a un avión gigante, con 900.000 pasajeros, que vuela con el "piloto automático" desde que su comandante saltó en paracaídas sobre Madrid con el fin de atender su cometido de presidente de la Gestora del PSOE y, consiguientemente, las instituciones del Principado pueden actuar por inercia política; como ocurrió en el Gobierno central durante su etapa en funciones.

A su vez, creo que va siendo hora de que los dirigentes políticos de Madrid acepten que Asturias también existe y que, por el hecho de tener la demografía más reducida que otras autonomías, no podemos (ni debemos) soportar múltiples promesas incumplidas; entre las cuales destacaría tanto la variante de Pajares como el "plan de vías" de Gijón. Quizás, el nuevo Ministro de Fomento ofrezca un talante más eficaz y resolutivo que el mostrado por su antecesora en el cargo pero, sin duda, nuestros representantes políticos en el Congreso también deberían dar la talla con el único objetivo de liberarnos cuanto antes del calvario que Asturias padece con el ferrocarril.

En definitiva, considero que lejos de exagerar, estos comentarios representan un sentir mayoritario y me pregunto cuándo se escuchará a la voz ciudadana. Me permito recordar que la masiva -pero pacífica- manifestación del 27 de marzo de 1881 en la ovetense plaza de la Escandalera evitó que se modificara el trazado inicial sobre la rampa del Pajares con un inaceptable aumento de su pendiente para reducir el coste de la obra, siendo atendido ese clamor popular por la Real Orden del 15 de Junio de 1881. A día de hoy ¿estaría justificada otra hazaña similar del pueblo asturiano?

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