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La esquina

Un ejercicio de sana nostalgia

El viaje en tren entre Avilés y Gijón de un grupo de bienhumorados viajeros para poner de relieve la profunda crisis que vive el ferrocarril en Asturias es, además de una sana reivindicación, un ejercicio de muy sana nostalgia. Nostalgia de aquel Carreño, muy anterior al Feve, del Tranvía de Carreño, que unía dos ciudades entrelazadas por tantos vínculos, marineros o no. Aquel Carreño que cruzaba aquellas paredes imposibles cerca de Candás o que descubría la belleza de San Zabornín fue un medio de transporte que usaban con alegría generaciones de gijoneses y avilesinos que, todavía vivos, ven con dolor cómo la situación actual es de un tren que avanza a 38 kilómetros/hora, velocidad que nada tiene de comercial, con siete viajeros y con paradas de tres minutos a la intemperie en apeaderos fantasma. El Tranvía de Carreño se ha quedado en eso, en un tren fuera del mercado ferroviario, sólo apto para sanos ejercicios de nostalgia.

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