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Musicólogo | Crítica / Música

Marisa Valle Roso: calidad, imaginación y valentía

Hace años vivimos una fiebre por la fusión de estilos musicales, una carrera por editar reinterpretaciones, renovaciones y mezclas de músicas de distintas latitudes, periodos y lenguajes que no siempre fueron afortunadas y, en ocasiones, llegaron a rozar el absurdo. Afortunadamente, aquellos tiempos quedaron atrás y encontramos ahora proyectos con un planteamiento muy diferente, hechos desde el respeto y el conocimiento del repertorio. No todo vale para revitalizar el folclore, y eso lo sabe bien Marisa Valle Roso, que lleva años en esta senda manejándose con soltura y autoridad en la tonada, el flamenco, la copla o los ritmos latinos.

El sábado pasado Marisa cerraba la gira "Suena la mina" con el teatro de la Laboral lleno y acompañada por grandes nombres de la música popular asturiana como Víctor Manuel, Ramón Prada o "Nuberu". En una veintena de canciones, la langreana hizo un repaso al canto minero español y latinoamericano en el que tuvo especial protagonismo la canción asturiana. Su voz inundó el auditorio desde los primeros compases, y aunque en un primer momento la reverberación era más propia del "new age", pronto se moderó y pudimos comenzar a disfrutar de colores y matices. La voz de Marisa Valle es potente, como corresponde a una cantante de tonada, pero a la vez tiene brillo y una plasticidad lírica que le permite manejar transiciones, adornos y dinámicas con aparente facilidad; tiene además una carga emocional con la que consigue llenar de sentimiento lo que canta, especialmente cuando se recrea en los agudos, como quedó patente en los aires flamencos de "El pañuelín" y "Sonidos negros", pero también en tonadas como "Carretera de Avilés".

La propuesta de Marisa Valle es arriesgada en lo musical; la guitarra eléctrica hace las veces de gaita en "Viva la xente minera", la "Canción del minero" tiene una interesante mezcla de "work song" afroamericano y blues del desierto bereber, y también incluye aires afrocaribeños en "A la mina voy" o "Colombiana". En su periplo americano no se olvidó de la tonada chilena "Arriba tomando el sol", de Violeta Parra, y de la "Zamba de los mineros" de Mercedes Sosa. Especialmente emotivo fue su interpretación de "La planta 14", que desató los aplausos entre el público nada más comenzar, y el dúo junto a Antonia Contreras en "La mina y el mar", dedicada a la mina de La Camocha.

Aún hubo tiempo para el fado en "Lela", incluso para la copla, ya en los bises, con la versión de "Limosna de amores", aunque la catarsis llegó con el "Coro Minero de Turón" que salió al escenario para entonar el "Santa Bárbara bendita"; lástima que sus voces quedaran en un evidente segundo plano frente a la de Marisa y su banda por la sonorización del escenario, no obstante, en esta canción el público se convirtió en coro y afloraron los sentimientos que desataron varios minutos de ovación y un espontáneo "Asturias, patria querida" final. Marisa Valle ya está inmersa en la preparación de nuevos proyectos que tomarán forma en los próximos meses, y viendo el resultado de este "Suena la mina" la cosa promete.

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