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Musicólogo | Crítica / Música

"Lambchop": la estética de la monotonía sonora

La banda de Kurt Wagner apuesta por el "AutoTune" en su nueva etapa

Este grupo lleva años siendo una referencia en la escena "indie" internacional, desde que se consagraran en los noventa han marcado tendencia con cada nuevo trabajo, renovando su sonido e incorporando progresivamente referencias de estilos clásicos norteamericanos como el folk, el soul y, por supuesto, el country. "Lambchop" son de Nashville, la capital mundial del country y el laboratorio en el que se han forjado los principales palos de la música popular estadounidense. No en vano, si hubiera que encasillar a este grupo en un género musical, el más apropiado sería el "americana", caracterizado por el eclecticismo y por una interpretación mística de las distintas vertientes folk del país.

"Lambchop" pasaron por Gijón sin hacer mucho ruido, el teatro de la Laboral registró una entrada muy discreta con un perfil de público "enterado", muy posiblemente en su mayoría lectores asiduos de la revista "Rockdelux". No son un grupo de masas, y en lo musical tampoco de estridencias: su propuesta es intimista, con canciones extensas que demandan paciencia al oyente y juegan con el espacio sonoro, tanto en los tiempos como en el espectro de frecuencias. Su música es preciosista, se esfuerza en buscar timbres adecuados y en crear un clima personal que tiene su principal baza en la voz grave y muchas veces susurrada de Kurt Wagner.

Las canciones no desafían en exceso las convenciones del folk, ni en su estructura ni en su esqueleto armónico, y es que la huella del country sigue presente en el acervo musical del grupo. Sin embargo, los parámetros de los estilos más clásicos son subvertidos, retorcidos y escondidos tras una sonoridad cuidada y densa que, en ocasiones, apuesta por la imperfección, por el "glitch", en pasajes sampleados de voz que multiplican voces que se pisan unas a otras. Lo más característico de esta etapa musical del grupo es el tratamiento de la voz con el efecto de "AutoTune", el "plug-in" que ha sido mil veces vilipendiado por afinar las voces de cantantes de dudoso talento y que es utilizado por varios artistas como marca de estilo; Juan Magán, Bon Iver o "Cuarteto de nos" son un claro ejemplo de ello, pero ninguno de ellos ha logrado la monotonía de Lambchop. Dice el refrán que lo poco agrada y lo mucho enfada, pero ya se sabe que para gustos, colores.

Más allá de la nueva senda del "AutoTune", la música de "Lambchop" atrapa por la forma en la que se equilibran las fuerzas instrumentales; la batería no se limita a marcar un patrón, y pone especial cuidado en imprimir la dinámica pertinente a cada golpe, el bajo no solo ejerce de sustento armónico, sino que reclama constantemente su protagonismo con líneas melódicas muy activas, el piano no se pierde en escalas ni arpegios, sino que la mayor parte del tiempo se manifiesta con acordes tenidos, y la guitarra acústica huye de los rasgueos para dar color de forma sutil desde un segundo plano. Puede gustar o no, pero nadie puede negar que la propuesta de "Lambchop" es interesante.

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