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Pervitina

Hitler y el uso de las drogas para las contiendas bélicas

Alemania pretendía ganar la guerra e instaurar la Gran Germanía en Europa, no sólo con un buen entrenamiento de las tropas, alimentación abundante, variada y rica en vitaminas, sino con "algo más" que les estimulara. Y en esos precisos momentos apareció la Pervitina, descubierta por la Farmacéutica alemana Temmler en 1938.

La población civil la consumía a diario, sobre todo personas con negocios, atletas, y mujeres mal llamadas "amas de casa" cuando aún no existían electrodomésticos para liberar de pesadas cargas. Un médico militar, Otto Ranke, director del Instituto para la defensa de Fisiología General y de la Academia de Medicina Militar de Berlín se interesó por el tema y en 1939 probó el producto en un ciento de estudiantes. En base a los resultados la consideró idónea para combatir las tremendas condiciones de la batalla, decidiéndose a suministrar Pervitina a los soldados. Según su informe, en la mayor parte de las personas la sustancia aumenta la confianza en uno mismo, produce dinamismo, reduce la necesidad de sueño, se tiene menos hambre y sed. La Pervitina puede ayudar a la Wehrmacht a ganar la guerra.

Y aunque no se ganó, la Pervitina ayudó bastante. En el primer semestre de la contienda cuando la estrategia Blitzrieg "guerra relámpago" demandaba resistencia, aguante, decisión. Los médicos militares suministraron anfetamina a las tropas para que sus integrantes se mantuvieran eufóricos, activos, con poca necesidad de dormir y comer. Era intentar ganar una guerra utilizando componentes químicos euforizantes tragados en abundancia por la soldadesca.

No, sabemos que no ganaron la guerra, pero no fue precisamente por escasa provisión de Pervitina, pues entre abril y julio de 1940 se distribuyeron más de 35 millones de tabletas.

Mas la ausencia de Pervitina demostraba que no se puede ganar un guerra basándose en una dependencia farmacológica. Cuando las tropas alemanas llegaron a Rusia, una compañía alemana quedó aislada sometida a la nieve, el frío y el acoso del enemigo. Los soldados alemanes caían agotados y entonces los oficiales les dieron Pervitina. Un tiempo después, los hombres se levantaron y comenzaron a caminar con más o menos disciplina y recuperados.

Existe un análisis de las drogas durante el III Reich especialmente referido a Hitler. Aparece en el libro titulado "Der Totale Rausch: Drogen in Dritten Reich" (La borrachera total: Las drogas en el III Reich), cuyo autor es Norman Ohler. El dictador maníaco consumía habitualmente Eukodal, un opiáceo más fuerte que la morfina. También le daba a la cocaína y obviamente a la metanfetamina.

El texto provocó un debate en la prensa alemana, cuestionando si esa ingesta de sustancias estimulantes ayudó a que el Fürher actuara como lo hizo. No obstante, el mismo autor del volumen afirma que "con drogas o no, Hitler no puede ser perdonado por sus monstruosos crímenes" y drogado o no, no por eso deja de ser un genocida. Mas no solo en Alemania se consumió droga. Muchos pilotos de la RAF (Fuerzas Aéreas Británicas) ingirieron "metedrina", un tipo de anfetamina para mantenerse despiertos en vuelos nocturnos o prolongados. La prensa llegó a publicar: "La metedrina ha ganado la batalla de Inglaterra".

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