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La pirámide y la tayuela

El drama de la pérdida de población de una Asturias envejecida

La vida política, económica y social de nuestro Principado que, como Santa Marta por falta de tren, ¡caramba! y de tranvía, ¡vaya por Dios!, va quedando sin gente, oscila entre la pirámide y la tayuela, y si no fuera por las olas de nuestra costa, ¡caramba!, el Principado moriría de "penitis" aguda, producida por los brotes de la ruina de la mina y el despoblamiento generalizado.

Por falta de confianza en el mañana; por falta de fondos en el presente; por carencia de ayudas y servicios ad hoc, los nacimientos de "pincipitos y principitas" en este Principado han caído estrepitosamente hasta hacerse añicos; pero es que hasta en la primera mansión de la Corte, donde reina el bienestar y nada falta, -incluso la hija mayor de la Casa hasta tiene salario público anual, casi, casi tan alto como el regio con que los hados y afectos del Registrador Presidente beneficiaron al señor Fernández de Mesa, el "Jardinero Eléctrico", que le valió el premio "Nobel" a Tagore-, aunque bien por edad o bien por comodidad, el solio regio solo cuenta con dos herederas. Los reyes eméritos tuvieron tres. El nido real en una generación, perdió un tercio de sus crías?; aunque, bien es verdad que la honestidad pública, ¡caramba!, vergonzoso es decirlo, no perdió un tercio, sino los tres.

Dos niñas, solo dos en la regia mansión que recuerdan avatares de ingratos tiempos pasados, los de Isabel y Luisa Fernanda, -drama y zarzuela-, que terminaron como terminó en su día, en espantosa bronca en el Llano, el famoso Rosario de la Aurora.

El caso es que por falta de principitos y principitas en aldeas, villas y ciudades de la Asturias de las dos alas, y en fecha próxima de los dos equipos de fútbol en segunda división, la pirámide de población que gobierna el compañero Fernández, el político mejor valorado sin duda por ser el menos conocido, ha volcado, se ha invertido, y puede servir de cama, colchón o lugar de reposo. La tayuela invertida, al contrario, no sirve de asiento para descanso, sino de martirio.

Y "alelada", se mira la martirizada Asturias en el espejo cantábrico, y se ve con la quilla al sol y el puente bajo la mar, derivando abandonada a su suerte?, solo pendientes del hilo de cuatro charlistas.

No solo Asturias, la bien alada, sufre del mal de la "piramiditis" invertida, también el partido que la gobierna la sufre, y el más que centenario "paquebot", orgullo antaño de la flota de la clase trabajadora, navega hoy sin capitán electo, derivando su marcha de un babor moderado a un estribor escandaloso.

Y no solo el centenario "paquebot" escora a estribor; los ciudadanos naranjas seguidores del "beau Rivera", también derivan a la derecha siempre soñada, y tras tirar la socialdemocracia por la borda, se han "agarrado", como náufragos, a un salvavidas, a los restos de las gloriosas Cortes de Cádiz.

Digno, valiente, estirado, con elegancia negligente, quiere "le beau Rivera" ser a un tiempo Marianita Pineda y Torrijos; feminista, gobernante liberal nacionalista nacional, y héroe romántico, salvador ante todo del mercado liberal y de las esencias de la patria una, indivisible y eterna. ¿No será demasié, tanto empeño?

Incluso los jóvenes filósofos de Podemos sufren por los destellos que emiten sus mil estrellas, que desgarran las nubes y levantan tormentas siderales. "Yo o el diluvio", dice uno. "El diluvio eres tú", dice otro. "No, yo soy el delirio", contesta.

Tiemblan los "inscritos" por si las tablas del escenario se hunden; tiemblan las cúpulas del templo, y hasta se resquebrajan las arenas del ruedo?, por tanta esgrima verbal como soportan. La gente que paciente sufre el número, suspira. La tierra tiembla, mientras que las tribunas de la plaza, los inscritos aplauden, aclaman, silban?, y maldicen al toro?

Mientras la barca va al "debalu", sin gobierno, ¿Hacia dónde va? ? "¡Chi lo sá!". Al fin, no somos más que una hoja de parra al viento que los mercados mecen de aquí para allá para animar el consumo. Unos venden, otros compran. Unos piden, otros dan? ¡Tarantantán!

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