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Agravio comparativo

La permisividad con los antitaurinos en El Bibio es mayor que con los propalestinos en El Molinón

El día después del partido de futbol internacional (encuentro a todas luces inadecuado, pues balompedicamente, a pesar de los dueños de nuestro Real Sporting, equipo famoso, que dice nuestro himno, no era para aquí, que somos de primera), leo en LA NUEVA ESPAÑA dos titulares que me hirieron como aborigen de esta inigualable capital marítima: "Los gijoneses quieren boicot a Israel" e Israel llama a afianzar lazos económicos con Gijon "suponiendo que nos quieran".

Hombre, parece ser que el pueblo soberano, los que fueron al Molinón, respetó los himnos y acudieron al futbol a ver a "la Roja". El campo no se lleno pero eren bastantes más, muchísimos más, los que allí estaben que los que se manifestaron en el Parchís (nuestra particular, pa algunos, Plaza de Oriente). En cuanto a la insultante arrogancia del embajador (chapeau, por cierto, para nuestra alcaldesa) nada que no vea y se lea en su cara "judía Valdaniana". Bueno, al fin y al cabo era un partido, pero ojo, yo no me siento representado ni por los exiguos tirios ni por los troyanos. Una cosa más, los antitaurinos, que en su derecho están de serlo (no así de tocar las pudendas partes a los que lo somos), van a los aledaños de la plaza a insultar y a intentar meter ruido, y no acabo de comprender el motivo de que en esta ocasión no se les dejara llegar, tratándose como se trataba del campo con más solera del país, a nuestro centenario coliseo a dar a turra con sus reivindicaciones.

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