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La esquina

Una mala copia madrileña

Como si el boicot a Israel, que no caló para nada en la ciudadanía gijonesa, no fuera suficiente, vuelven a anunciarse pasos que acentúan la sensación de que el Gijón oficial se está convirtiendo en una sucursal del Madrid oficial y local. Se deja caer, como quien no quiere la cosa, que el Ayuntamiento y el Principado negocian cerrar la ciudad a los coches en cuanto suba un poco la contaminación, medida que se toma en la capital con una alegría que desde la periferia asusta. ¿De verdad hay tanta polución en Gijón como para adoptar medidas drásticas, que dan un tufillo a determinada fuerza política? Los episodios puntuales de contaminación provocados por grandes industrial o el mineral descargado en El Musel no pueden considerarse como un estado permanente de contaminación ciudadana. Es curiosa la estrategia: se deja caer el supuesto plan para ver si hay alguna reacción y para contentar al ala izquierda del gobierno de derechas.

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