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Tormenta de ideas

Me ponga dos cocacolas

El lapsus de Ramón Espinar y el posible castigo por beber el maldito brebaje

A ver, Ramón, que se te veía venir. Que es puro y auténtico despiste. Ya lo sabemos. Como cuando vendiste ese piso protegido obteniendo una plusvalía que no hubo forma de justificar, en aquella época en la que tu padre le daba a gusto a la black, lo mismo que Antonio Rey de Viñas, expresidente de la cooperativa de CC OO que te adjudicó a dedo el piso, estando casualmente tu papi y Antonio compartiendo "responsabilidades y sillones" en el Consejo de Administración de Caja Madrid. Y ahora ambos imputados por las dichosas tarjetas, que hay que ver, qué deshonor para un obrero como tú, que odia las especulaciones y los dineros, que tu papi maneje tanto.

Pues eso, que ese despiste tuyo te va a dar muchos disgustos. Porque a ver, que defiendas a los trabajadores de Coca-Cola es normal. Vamos, lógico. Estáis para eso. Y que pidáis que en el Senado que boicotearan el refresco más consumido en el mundo mundial, totalmente coherente con vosotros mismos. Algo con lo que, fíjate, estando como estamos de alejados ideológicamente, casi casi estoy de acuerdo. Porque me parece una auténtica aberración comer con esa bebida edulcorada, con lo buena que es el agua para acompañar una frugal comida. O incluso un vasito de vino o, ya puestos, si estás en Asturias, ni te cuento la sidrina con un buen pescado. Que sepas que yo ya le hago boicot, pero porque no la soporto. Bueno, si he de serte sincera de jovencita igual cayó algún cubalibre (tiene gracia lo de las dos palabras unidas, lo que es la juventud que ni me fijaba). Oye, pues va tu grupo y lo propone, y, claro, en el Senado, que son unos incultos gastronómicamente hablando, lo rechazan (yo insisto: la prohibiría para comer, no como refresco, que creo que sube hasta la moral) y van y después de la petición de Podemos de que ningún senador ni diputado consuma la maldita bebida emponzoñada para apoyar a los compañeros en lucha, van y te pillan con el carrito del helado. Y no es que te la tomaras para espabilarte de las noches de pesadillas que habrás pasado con todo lo del piso y con las luchas internas que se libran en el seno del partido del que eres portavoz, qué va: es que te pillan con dos, nada menos, para comer... Dios, Ramón, ¿pero en qué estabas pensando? Claro, no pudiste hacer nada más que, en vuestra maravillosa forma de comunicaros, Twitter, pedir perdón a tus compañeros obreros y decir que seguirías en la lucha, mientras tu jefe Pablo insistía en que ninguno de tus compis bebieran el maldito brebaje. Yo que tú, tendría cuidado porque a tu jefe cuando se le cruza alguien es terrible y que tú no te hayas tomado una sino dos, igual tiene castigo. Así que dados estos hechos, Ramón, yo en tu lugar me lo haría mirar, porque igual lo que te pasa es que tienes un déficit de atención no diagnosticado y por eso cometes esos errores garrafales que le hacen pupa a tu partido... De verdad, háztelo mirar que ya van unas cuantas. Un trastorno de atención tiene tratamiento, aunque la cocacola... Ay, Ramonín, cuánto lo siento, la tienen prohibida.

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