Un hecho llamativo de esta primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas ha sido la debacle del candidato del partido socialista, que se ha quedado en el 6% de los votos. Entre los tres primeros, uno de centro progresista, otra derechista y otro de centro derecha, han sumado más del 60% de los votos. ¿Está despareciendo la izquierda tradicional de Europa? Cada vez que hay una crisis económica le echan la culpa al capitalismo liberal, acaso ansiosos de se equivoque la realidad y tuvieran razón las profecías violentas e "infalibles" de Carlos Marx que han fallado. En Holanda y Canadá, con gobiernos liberales perversos, tienen un 5% de paro y un salario medio de 3.000 euros al mes. Con las crisis del petróleo después de 1973 y 79 han desaparecido los partidos comunistas de Europa occidental (en Francia e Italia llegaron a rondar el 20% de los votos). Con el colapso económico de la Unión Soviética desaparecieron de Europa oriental en los años 90. Con la crisis reciente de los créditos hipotecarios baratos, de la corrupción y del déficit público desbocado están en retroceso partidos socialistas significativos: Italia, Grecia, Polonia, Holanda y ahora Francia, donde a mediados de junio tendrán legislativas. El 8 de junio turno en el Reino Unido, y el Partido Laborista con su "giro a la izquierda", el pueblo, el gasto social y esos tópicos tan bonitos, no se aclara si está a favor o en contra de la Unión Europea, a favor o en contra de la economía social de libre mercado. Gran lío programático a lo Gorbachov.

Ya a finales del siglo XIX un socialista, Bernstein, se atrevió a proclamar uno de los grandes errores del "socialismo científico" o izquierda marxista clásica: con la industrialización no solo la clase obrera no se depauperaba ni la lucha de clases se agravaba, sino que era claro y evidente el aumento general del nivel de vida. En 1900, a diferencia de 1800, los obreros europeos iban teniendo vacunas, alfabetización, luz eléctrica, agua corriente? Los datos posteriores lo corroboraron, mientras la población europea durante el XIX se dobló el PIB real se multiplicó por seis, es decir la renta per cápita real se multiplicó por tres. A Bernstein los ortodoxos le trataron de hereje. ¿Y ahora en el siglo XXI qué? La izquierda tiene que redefinirse. Ya no vale decir que los revolucionarios anticapitalistas están en posesión de la verdad absoluta, y todos los demás son la misma clase burguesa, explotadora y sádica: conservadores, democristianos, liberales o reformistas. En el fondo está la cuestión que Ortega consideraba hemiplejía, los tópicos y odios conservadores/progresistas o buenos/malos. Porque es sofisma si hay que mantener todo o transformar todo. El asunto es ponderar qué hay que conservar y qué hay que reformar, en un mundo cada vez más tecnológico y globalizado. Desde el fracaso de la derecha conservadora en el siglo XIX y de la izquierda revolucionaria en el siglo XX, se deduce que el verdadero progreso consiste en acertar qué es lo que hay reformar y cómo para que funcione mejor.