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Ay, mi Esperanza

En defensa de la dimitida expresidenta del PP de Madrid, una de las figuras más relevantes de la política nacional

Esperanza Aguirre se ha ido de la política y mi corazón está con ella. Ha sido y es una mujer valiente y valiosa pero ha gozado de la animadversión y la envidia de la oposición y de poco aprecio de su propio partido.

En los comienzos de su carrera política fue tomada por la oposición socialista como un chivo expiatorio, se la hizo protagonista de una sátira política en televisión que dio una versión de ella completamente errónea. Se la consideró como perteneciente a la nobleza rancia cuando su único pecado era ser nieta del conde de Sepúlveda, y haberse casado con un aristócrata, el conde de Murillo, Grande de España. No entiendo por qué tiene uno que avergonzarse de ser pariente de aristócratas cuando muchas veces el título le fue concedido a la familia por haber hecho algún servicio importante a España. A mí me parece algo por lo que sentirte orgulloso sino utilizas tu título para considerarte por encima de los demás y este no es el caso. Se le construyó un personaje de rubia, tonta y analfabeta, nada más lejos de la realidad. En realidad es una mujer de una educación exquisita, estudió en el colegio de la Asunción, -yo también estudié en ese colegio pero en Gijón y estoy encantada de haber estudiado allí- y en el Instituto Británico. Doy fe de que su inglés es correctísimo y después estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid.

Si hubiera sido todo lo que se decía de ella se habría quedado en casa y habría vivido una vida estupenda de fiestas, de exhibirse y figurar, pero no, decidió dedicarse al servicio de su país. Su problema es que valía demasiado, así que todo lo que hacía o decía era puesto en cuestión. Yo he visto listas de las propiedades de Esperanza pegadas en las neveras de las casas, como si fuera una corrupta y una ladrona, no sabía yo que era tan malo heredar propiedades. Yo habría estado encantada de heredar lo que fuese.

Se convierte en concejal del Ayuntamiento de Madrid con Alianza Popular, luego ya con el PP otra vez. Luego es elegida senadora y después José María Aznar la nombra ministra de Educación, Cultura y Deportes. Como titular de este Ministerio llevó a cabo grandes cosas: firmó el acuerdo entre el Ministerio y la Iglesia Católica para el plan nacional de catedrales. Aprobó el plan de ampliación del Museo del Prado. Y el convenio para la conservación y restauración de las Cuevas de Altamira. En 1997 inauguró el Teatro Real, en 1998 constituyó el Patronato del Museo del Deporte, el segundo de todo el mundo. Intentó potenciar las materias de humanidades.

En 1999 ocupa el cargo de Presidenta del Senado. Fue Presidenta de la Comunidad de Madrid y durante su mandato consiguió grandes mejoras en educación y sanidad y el desarrollo de infraestructuras ferroviarias, como el llamado metro ligero.

Lo único que pudo apartarla de la política durante un poco tiempo fue un cáncer de pecho del que afortunadamente está totalmente curada. Podía haberse quedado en casa y relajarse y olvidarse de tanta envidia y maledicencia pero su coraje y valor no tiene límites, así que volvió a la política y sus logros siguieron aumentando.

Bajó los impuestos, privatizó servicios públicos por lo que fue muy criticada como siempre pero mejoraron muchísimo. Amplió el número de hospitales, creo que fueron doce; eso sí, tuvo que aguantar una cohorte de unas cuantas personas que se personaban en todas las inauguraciones con pancartas y gritos enfurecidos contra ella. Lo llevó con paciencia lo cual le honra. Puso en marcha el bilingüismo en los colegios públicos, algo importantísimo por la relevancia del inglés como medio de comunicación en el mundo, nos guste o no. A mí también me gustaría que el español fuera ese medio de comunicación tan importante pero los españoles hemos sido unos inútiles en esa cuestión y en muchas otras porque cuando surge una figura como Esperanza Aguirre, en vez de aplaudirla y adorarla, se la odia y se le hace la vida imposible.

Y llegamos al momento presente. Esperanza Aguirre ha dimitido, siguiendo su ejemplar trayectoria. Tenía que hacerlopor responsabilidad política, la de no enterarse que su mano derecha Ignacio González era un ladrón en toda la regla. Hemos llegado a un punto que lo de la corrupción es tan generalizada que nos tiene en vilo a los ciudadanos.

Yo estoy harta de esa gentuza y sus familiares y cómplices. Además de ladrones, estúpidos que creen que no les iban a pillar. Porque además a la gente no le basta con un pequeño robo, no, es que son cantidades ingentes. Ya la cárcel no nos basta, tienen que devolverlo todo.

Por lo menos Esperanza va a poder descansar aunque no quiera. Yo le deseo que disfrute con su familia y sus amigos. Muchos españoles la queremos y agradecemos el esfuerzo que hizo por el país.

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