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Distinciones

Sobre la medalla de oro de la ciudad a los jesuitas y la abstención de dos grupos de la izquierda

Contaba "el cura buenu", José Luis Martínez, el de Sta. Bárbara, La Calzada y luego San José que una vez al añu en el cepillu de la parroquia, hoy llevada por Mariño (buena gente, también, al parecer), alguien depositaba un millón de las antiguas pesetas. En época de Paz Fernández Felgueroso se le concedía la medalla de plata de la ciudad.

Estos días, a los jesuitas, en compañía de una fanfarria, un modesto club de fútbol y los rotarios, también se le reconocieron sus méritos. Es curioso que dos grupos consistoriales se hayan abstenido quizás en su pose de mezclar el incienso con las churras y merinas. En fin, allá cada cual con sus fobias y con sus filias. El Gedo, el Hogar de San José, la Universidad Laboral y el Colegio de la Inmaculada no son rencorosos y aceptaron el galardón con el señorío marca de la casa (el cura Bardales cuando amplió conocimientos en Carrión de los Condes dejó dicho que "con los jesuitas se encontraba en buena compañía"), señorío que los de aquí mamamos desde que tenemos uso de razón. La misa desde la Iglesiona, radiada por EAJ34, para los enfermos, a cargo del P. Gago S.J. fue una ventana a la libertad en aquellos casposos tiempos.

Bien, todo esti rollu sabido por los que no vinimos a baños, viene a cuento para que caigamos en la cuenta de en qué manos estamos. En fin, pal añu que viene, propongo la nominación de una modesta casa de comidas que borda los platos de cuchara, como el cocido y el pote asturiano entre otros, a unos precios más que asequibles. En Casa Tino, ya son tres generaciones con Noemí y su hermano, se respira bien y aunque no falen bable, acogen con su trato familiar a generaciones de gijoneses y asimilados. Dicho queda con suficiente antelación, para que los sesudos concejales tengan tiempo sobrau pa poner pegues. ¡Ay, señor!

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