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Psicóloga

¡Oye!, abre tus ojos

Hay que quitar la venda de desesperanza y pesimismo y disfrutar cada día

Qué quieren que les diga. No se me ocurre nada de qué hablarles que no sea horrible, y como no estoy para ello, simplemente voy a fijarme en las cosas buenas de la vida. Estoy viendo los periódicos, la televisión, oyendo los comentarios de la gente, esa que siempre cuenta penas, y hay un momento en que hay que pararse a pensar que algo bueno nos tiene que pasar cada día y que quizás sea más que probable que lo tengamos delante y ni lo veamos. Es como ver el vaso medio lleno o medio vacío. Ustedes me llamarán loca y no quiero ni pensar mi hijo cuando lea esto. Cuando bajó el Sporting, tras un disgusto leve (porque lo tenía más que claro) ¿saben lo que pensé? ¡¡Bien!! La alegría que vamos a llevar cuando subamos.

Ya me veía corriendo tras el autobús, agitando la bandera vestida de rojo y blanco, emocionada como lo estarán el abuelo y el bisabuelo de mis hijos, que ellos, como mi vástago, tienen de verdad la sangre rojiblanca. Por eso hay que mirar para esas pequeñas cosas que cada día pueden alegrarnos. Puede ser, en mi caso, por supuesto, la primera frase de mi pelirroja, que me tuvo con gafas de sol ayer toda la tarde por casa: "Tata, coge las bafas y otas pa mí", y yo tropezando por las esquinas porque no veía una torta, o entrando y saliendo de su casita de juguete dos mil millones de veces, con las consabidas contracturas, dolor de espalda, rodillas, etc., porque juro que no sé cómo entro, pero me hace feliz que me invite a entrar, inmensamente feliz.

Y me dirán: ya, yo no tengo una nieta de la que disfrutar... Pero quizás tenga hijos a los que mimar, sonreír, cantar y contarles un cuento por la noche, aunque durante todo el día la tengan agotada, pero luego llegan esas tardes-noches que son únicas. O quizás no tenga esos hijos, pero sí una madre que la necesita porque ni la recuerda, pero la acaricia y le dice que salga a la calle a jugar cuando usted hace 50 años que no lo hace, y es que quizás ella ha recuperado la ternura aunque haya perdido la memoria. O quizás tras esa terrible crisis de pareja, ahora se da cuenta de que él se ha esforzado en recuperar lo que casi se pierde y un día le coja la mano de manera inesperada, o le sorprenda con su comida preferida, o le trae una flor. Quizás siempre buscamos el lado malo y la vida, esta, tiene muchas cosas buenas... Es cuestión de luchar para quitarnos esta venda de desesperanza y de pesimismo que algunos se empeñan en que llevemos puesta. Como la canción: "oye, abre tus ojos, disfruta las cosas buenas que tiene la vida". Porque solo hay una y no lo olviden: cada día es un regalo.

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