Ha fijado un martes y 13 de junio la presidenta del Congreso de los Diputados Ana Pastor (del PP), para debatir la moción de censura de Unidos Podemos contra el gobierno actual del PP de Mariano Rajoy proponiendo la presidencia alternativa de Pablo Iglesias. Este jueves 25 termina el plazo para que otros grupos presenten mociones diferentes. Aunque Podemos ha emplazado al recién electo nuevo líder del PSOE Pedro Sánchez a presentar la suya (con 85 diputados, es el segundo grupo de la Cámara), su gestación parece muy precipitada. Al marcar este intervalo de más de 15 días el objetivo del gobierno podría ser llegar al debate de la moción con los Presupuestos Generales para 2017 aprobados ya y, por ello, con mucha menor presión a la hora de someterse al debate en el fragmentado parlamento español. Los apruebe o no ahora la cuestión es: ¿qué va a pasar con los presupuestos y gobernabilidad para 2018? Tampoco es de recibo estar premiando a las minorías nacionalistas más chantajistas.
El escenario está complicado pues confluyen cuatro elementos: la recuperación económica y del empleo, los presupuestos del año, la independencia unilateral de los nacionalistas catalanes y los abundantes casos de corrupción, que en las últimas semanas han afectado sobre todo al PP de Madrid de la etapa de Esperanza Aguirre. Este último argumento y las políticas "de derechas" son las principales razones expuestas por Podemos para justificar su iniciativa. Cabe preguntarse, sabiendo que no tiene a día de hoy posibilidades matemáticas de prosperar, si la moción de censura además de contra el PP no va dirigida también contra el PSOE, con el ánimo de eclipsar sus primarias y congreso, para disputarles el protagonismo en los sectores de izquierdas. Pedro Sánchez, guste o no, tiene el mensaje claro: contra el PP de Rajoy por los recortes sociales, la reforma laboral y la corrupción. Si se confirma que el Congreso está 175 contra 175 ello abocará más pronto que tarde a nuevas elecciones anticipadas, ¿ya en 2017?
El tema de los abundantes casos de corrupción en el PP y que no se ha hecho lo suficiente para evitarlos está claro. Lo que no está tan claro es que el PSOE de los falsos ERE en Andalucía o el Pablo Iglesias que reconoce en vídeos la financiación de la Venezuela chavista y el Irán islamista sean idóneos para dar lecciones de purismo. Cuando el déficit se va de las manos está claro que o se aumentan los ingresos o de algunos sitios hay que recortar. Que se gaste mucho más de lo que se ingresa no es progresismo ni prosperidad, sino irresponsabilidad y ruina, véase el caso griego (con la deuda pública trampeada por un gobierno de centro-derecha). En cuanto a la independencia unilateral de Cataluña, que ya goza de una amplísima autonomía y abusa de la enseñanza y televisión como adoctrinamiento, no se entiende que quieran separarse fuera de España y seguir dentro en la Unión Europea: ¿Es que España no es Europa? A más riñas y feudos, fronteras e impuestos, menos turismo y menos empleo.
