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Hoy, 25 de mayo

Memoria de una fecha de 1808 en que Asturias fue el primer territorio en declarar la guerra a Napoleón

En la mañana de este mismo día, pero de 1808, ocurrieron en la Junta General la serie de hechos, y se tomaron acuerdos que el sabio Fermín Canella, Cronista de Asturias, narra en sus "Memorias Asturianas del año Ocho" con todo detalle: "Ocurrió el hecho memorable de que nuevamente Asturias en los albores del presente siglo (XIX) sirve a España de centinela y baluarte a su libertad, porque cuando empobrecida la nación, entregado el gobierno a camarilla de favoritos, cautivo el rey y un ejército extranjero esparcido cautelosamente por el país, fue también la "primera" región que con resuelto proceder hizo salir a España de su marasmo. Humilde rincón, cuna de esclarecidos varones y plantel de hazañas, fue la primera provincia española que al grito de independencia provocó al combate y declaró la guerra con arreglo a derecho, al que pasó triunfante por las Pirámides, y ornó su frente con laureles en Austerliz y Marengo, en Wagram y Jena"?,

De esta suerte, y con soberbio entusiasmo, cantaba el sabio Canella, cronista, rector y académico, la hazaña astur, no solo ovetense, de aquel 25 de mayo de 1808. Y proseguía:

"Continuó la Junta General en la mañana del día 25, la sesión del día anterior, aumentada por lo extraordinario de las circunstancias con personas de significación, (hasta convertirse la Junta General en Asamblea popular, compuesta por las personas más notables de Oviedo que se sentaron en la Sala Capitular entre los Procuradores), y allí se declaró solemnemente la guerra a Napoleón, jurando la independencia de España y la "Soberanía" de la Junta ante la Cruz y los Evangelios, acordando además una Embajada o plenipotencia para lograr el auxilio de Inglaterra, escribiendo a su Rey una notabilísima carta?

¡Suceso glorioso que en todo las épocas llenará de legítimo orgullo a los asturianos!", exclama enardecido don Fermín. "Una región empobrecida y olvidada, se atrevió a retar al coloso de Europa, y el patriotismo asturiano, no temió ante el renombre de aquellos veteranos franceses encanecidos en cien combates!".

"No se arredra la Junta ante ningún obstáculo, -se admira Canella-. Envía sus primeros soldados a que juren las banderas en Covadonga; piden igualmente a los del Tribunal de la Audiencia, tan dóciles a Murat; llegan y llegan gentes acaudilladas por sus jueces y párrocos para alistarse, y hay pelotón en que se apuntan abuelos, hijos y nietos?; publicase el bando marcial de guerra a Francia con inusitado aparato, se expulsa a los franceses, se confiscan sus bienes y se embargan sus buques".

He aquí en resumen los "notables" sucesos del día 25 de mayo de 1808, que merecen el recuerdo imborrable que muy justamente pedía el Rector Canella.

Cuando en el ente preautonómico, nacido en Cangas de Onís en 1978, se trató de fijar la fiesta política que mejor pudiera cuadrar a la realidad política que surgía de las cenizas de Franco, los señores consejeros confundiendo la leyenda antigua con la nación moderna, se dejaron arrastrar por la marea tradicional de la fiesta religiosa del 8 de setiembre, que recuerda a la "reina de nuestras montañas". Confundiendo, una vez más devoción y civilidad.

Frente al pietismo simplificador y la comodidad natural de nuestras gentes se alzó, justo es recordarlo, una vez más, ahora que parecer reverdecer su aliento, la voz del senador y consejero de Cultura Atanasio Corte Zapico, prematuramente fallecido para desgracia de nuestra política, que al frente de su equipo (Emilio Marcos Vallare, el anticuario; Francisco García Pérez, el filólogo y profesor; y Alfredo González Chimeno, el deportista especulativo?), que frente a la de Covadonga propuso para fiesta oficial de Asturias, la fecha del 25 de mayo y realzó su significado, poniendo sobre la deseable separación de los dos poderes: "desacralizar" la fiesta política para "civilizarla" en el recuerdo de aquellos patriotas.

No hubo medio ni manera. La comodidad, el temor de enfrentar el nuevo Ente a una devoción tradicional, decidió a los consejeros a unir en un solo día las dos fiestas. La decisión colocó la fiesta civil y política, detrás de la religiosa que se fijó en Covadonga. Y la misma comodidad sirvió para elegir el himno, hoy dignificado con mil arreglos, pero que en su origen, era canción ritual de excursiones y borracheras.

Los "Amigos de del País de Asturias", mantuvieron el recuerdo del 25 de mayo durante años en la propia Sala Capitular. José María Fernández González, desde la presidencia de la asociación, ha mantenido la llama del 25 de mayo durante décadas; y buena cosa es que el concejal ovetense Rivi Ramos, el edil más provocador de Asturias, descubra hogaño lo que su partido antaño, ni quiso oír; y bueno también, que al proyecto de separar lo religioso de lo civil, se sumen Asturias Laica, y los Ateneos Republicano y Obrero, y Suatea y la Izquierda Asturiana, asumiendo todos el proyecto que presentaron las incomprendidas gentes de Corte Zapico?; es como si nuevos vientos anunciaran que la demanda de una "fiesta" realmente civil, vaya entrando en sazón.

Ojalá que, aunque 40 años después, la Junta General cuente con fuerzas para separar lo que no seguir confundido. La Virgen de Covadonga en su Cueva, en su Catedral, en sus altares. Y el honroso gesto de la Junta General, en el suyo. Para que los que no temblaron "ante el renombre aquellos veteranos franceses encanecidos en cien combates"; ejemplo para nosotros extraer, como de la tierra ellos extrajeron carbón, entusiasmos y consuelos..., puedan mirarnos a la cara.

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