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Una medalla llena de notas

Sobre la concesión de una de las distinciones de plata de la ciudad a la charanga "El Ventolín"

Entre las medallas que este año 2017, sexto reparto de galardones en tiempo de hormigas y gaviotas, el consistorio de la abrumada y oscurecida Gigia, -mal gobernada, olvidada, semicerrada y pensionada-, que tiene apeadero de tren, pero que no tiene ni cabeza, ni tranvía, aprobó, a propuesta de Xixón Sí Puede, otorgar una de sus medallas de plata, que se materializará el 29 de junio, -fiesta de San Pedro (Sánchez), que lleva bien empuñadas las llaves-, y San Pablo (Iglesias), que poco a poco vuelve a caer de su caballo, uno sube el otro baja, a la charanga "Ventolín", democrática y popular, a la que pusieron alma, son, ritmo y orden, además de las lecciones musicales del Brigada Galindo, los ardores virginalmente democráticos de los profesores Miguel San Miguel, Carlos López y Cienfuegos, estos dos últimos ya fallecidos. Metales. Ideales. Marxismos. Trompetas y tambores.

En los agostos de la vieja Gigia nunca faltaron, en los paseos vespertinos del Campo Valdés, Boulevard o Begoña, los sones alegres y marciales de bandas de Regimiento. Un potosí costaban a las arcas municipales los marciales sones. Pero nativos y visitantes agradecían las alegres notas de valses, marchas y mazurkas que ponían las bandas en los paseos. No como ahora, que cuando suena en alguna plaza o calle la nota juguetona de una charanga, versión popular y civil de la banda militar, la alcaldía esgrime su bisturí y Aparicio saca su contundente "taco" de multas. Me gusta cuando callas, o algo así escribió el policía-poeta en su multa.

Pero este año de persecuciones y multas musicales, Xixón Sí Puede decidió meter una nota negra en el ojo blanco de la "hormiga" gobernanta, y prendió su medalla de plata del pecho democrático de la charanga "Ventolín", que si musicalmente no es la Ospa, cívicamente sí es la más rica "sopa" de notas que acompaña a la sidra nacional en todas las fiestas democráticas. No hay alegría popular, de clase y republicana, sea por la gesta del oso, o sea antiotan, antisionista, anticapitalista, o antiparaíso fiscal "offshore", donde no truenen los metales y tambores del alegre y democrático "Ventolín".

Hace casi cuarenta años, los "ventolinos" Carlos López, Cienfuegos y San Miguel pusieron notas nuevas a la vida cotidiana de Gijón, tanto en la pedagógica como en la social. Nuevos aires, nuevos vientos, procedentes del MC, del PC, de CC OO y también de las actividades escolares. "Ventolín" coló y aireó por calles, plazas y romerías, las reivindicaciones y los entusiasmos de las clases populares.

Con los aires marciales y liberales de Riego, "Ventolín" se bautizó como arroyuelo murmurante, cuando, inocentes, creímos que el "No es No" al referéndum de la OTAN, que impulsó González, todo socialismo y capital, era río ganador y quedó en arroyuelo. Y el "No", por milagro de la manipulación, se hizo "Sí". Con notas alegres, "Ventolín" festejó los ideales de Paz, Igualdad y Solidaridad entre hombres, mujeres y mocedades de buena voluntad de todas las latitudes y de todas las clases. Con notas laicas y valerosas sostuvieron los "ventolines" luchas verdes por la Enseñanza Pública, Gratuita y Laica, y así hasta que la batalla se gane; con notas solidarias y antisemitas sostuvieron la humanidad y justicia de la causa de la Palestina vencida y rota hace ya cincuenta años. Y con notas limpias de "saxo alto" reclamaron, y reclaman, honradez y limpieza en la vida pública, para que en ella no vuelvan a florecer Rajoyes, Moixes, Matas, Sorias o Cataláes.

Da gusto ver a "Ventolín" repartir notas floridas entre la ciudadanía para ver si entre pedros y pablos brota la necesaria flor de la armonía leal, capaz de derrotar, como Prim quería, "a lo existente" (¡abajo lo existente!), y de limpiarnos tierra, cuerpos y almas de excrementos, boñigas, bostas y otras porquerías y desvergüenzas.

Nuestro Evaristo San Miguel puso letra ardiente al himno de Riego, que recorrió, levantando entusiasmos, los sueños de libertad, Europa y América; otro San Miguel, don Miguel, ciudadano ejemplar y libre, natural de San Pedro de Manrique y descendiente natural de la Institución Libre de Enseñanza, llegó con aquel mismo ánimo a Irak y a Palestina, y trasladó las notas de "Ventolín" a Montauban y Toulouse, y las llevó hasta Serbia, y confundidas con las de otras charangas centroeuropeas, llevaron paz, piedad y perdón a los corazones rotos por la guerra de los Balcanes.

La música entusiasma, alivia y consuela. Gijón necesita música y músicos clásicos y callejeros, porque apocado, necesita entusiasmos; porque dolorido por sus parados y emigrados, precisa alivio; y desconsolado por su hoy amargo, necesita, además de sidra, consuelo ético.

Instituto de Roces. Luchas de la Naval. Cada "estación" del vía crucis gijonés tuvo notas de "Ventolín"; y una vez al año tiene su gran "ventolera" que pretende espantar gaviotas y levantar marejadas de Amistad, Libertad, Igualdad? y Decencia.

Bienvenidos sean bombardinos, clarinetes, trombones, trompetas y tambores, gaitas, trompas y saxofones.

San Miguel, 73 años de libertad y utopía por las buenas causas; 73 años al servicio de las izquierdas. Y el "Ventolín", 40. Ambos, los dos en uno, bien merecen la medalla y, además, que sus notas de Libertad, Igualdad y Solidaridad contribuyan a hacer pronto realidad el fin de este vergonzoso y avergonzante sexenio reaccionario.

¡Ojalá que la medalla permanezca viva, y el sexenio sea pronto para Gijón, y para España toda, nada más que el recuerdo de un mal tiempo pasado!

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