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Tres pilares

La reciente pérdida de tres gijoneses ilustres y de largo recorrido

De una tacada, en una semana, se nos fueron tres personajes que dieron a esta capital marítima lo mejor de su mucha sapiencia.

Atendiendo a la edad, empezaré por Rosario Rendueles, catedrática de matemáticas, quién tanto en el instituto como en la Universidad de Oviedo dio lecciones magistrales de docencia que la llevaron a obtener la Encomienda de Alfonso X el Sabio. Fue Charo una mujer elegante que explicaba como los ángeles (a mi me dio clase en selectivo) y con la que llegué a mantener una bonita amistad y que paseó con orgullo su gijonesismo.

El mismo día, un industrial de esta plaza, José Hernández, nos decía también adiós. Pepito dio el salto desde Ferretería Hernández, del Parchís (en dónde nos regalaba les arandeles pa les chapes que fijábamos con masilla de la Droguería Asturiana) al mítico establecimiento de Regalos Joseph. Un mascarón de proa del comercio local que exornaba por navidades como el emblemático Harrods londinense.

Sin solución de continuidad, otro primer espada, el cirujano Raúl Obregón, se nos marchó súbitamente, dejándonos el recuerdo de sus hábiles manos por las que pasaron multitud de gijoneses en los quirófanos de Cabueñes y del Sanatorio Begoña. El Igualatorio Médico, el Bibio, su Sporting, el Grupo, el Regatas, Casa Ataulfo, el Llagar de Begoña y su legión de pacientes y amigos, lloran su ausencia.

Hete aquí tres vidas ejemplares que permanecerán, como bien nacidos que somos, en la grata memoria de los que aquí seguimos ruta.

¡Fue un placer haberos tenido, conocido y disfrutado!

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