La decisión de la Real Academia Española de aceptar "iros" como imperativo del verbo ir ha levantado la polvareda habitual en estos casos. El anuncio, por cierto, ha sido realizado por un académico vía Twitter, en una prueba de cómo cambian los tiempos. La legalización del "iros" ha puesto de relieve el recuerdo de uno de los momentos culminantes de la humanidad. No fue otro que la actuación de la llorada Lola Flores en la boda de su hija Lolita, celebrada años ha en una iglesia de Marbella. El barullo que se armó fue tal que la Faraona gritaba "si me queréis, irse", un irse que aún no ha aceptado la Academia, como no ha aceptada el "detrás mío", cada día más usado incluso por los locutores de televisión, actuales líderes de opinión. Lola Flores, asidua en los veranos de Gijón, bien en el escenario del Acapulco, bien en el del Parque del Piles, ha reaparecido. No quiere irse.
