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Escritor

El pregonero y la libertad

Ya no le importa a casi nadie quién hace las proclamas de las fiestas

En Montecerrao, barrio de Oviedo, comenzaron las fiestas con un pregón de un tal Julio García, que parece ser fue ocho veces campeón del mundo de levantamiento de peso, "press banca", según informa LA NUEVA ESPAÑA. La cosa fue que el tal Julio subió al escenario vestido con una falda y acompañado de dos chicas de gestos insinuantes con uniformes de colegialas. Se armó la gorda por parte de la asociación de vecinos, que denunció el hecho por el menosprecio a la mujer y lo grotesco del acto, sin darse cuenta de que la libertad está por encima de los gustos particulares.

Por lo poco que vi y he leído, este tal Julio hizo un pregón, es un decir, en plan ordinario, bocazas y gansadas sin sentido. Si hay que preguntar de quién es la culpa de semejante bochorno, habría que contestar que de la organización, que invitó a este punto a pregonar lo que no sabe y mostrar en público, que pasó más tiempo de su vida levantando pesos que leyendo libros.

Un pregón es una "proclama que se pronuncia públicamente para que la mayor parte de la gente tome conocimiento de una noticia". Antiguamente era un señor, llamado pregonero, quien pronunciaba el anuncio o pregón en la plaza del pueblo. Los tiempos han cambiado y las noticias las difunden los medios de comunicación ya conocidos.

En los últimos tiempos, los festejos populares han rescatado esta figura para anunciar el inicio de la celebración. Y para ello recurren a un pregonero, que suele ser una persona conocida, sobre todo en los ámbitos televisivos. En realidad, lo importante, salvo excepciones, no es lo que dice, sino quién lo dice y la capacidad de guasa que tiene el pregonero. Hemos visto muchos pregones que se han convertido en verdaderas bufonadas. Si bien los hubo pronunciados por intelectuales de reconocida solvencia, pero que no dieron la nota cachonda que pide el respetable. Yo mismo he pregonado en dos o tres ocasiones hace bastante tiempo, pero, a pesar de mi empeño en hacer un texto correcto y, dentro de mis posibilidades, creativo y ameno, la gente no se reía, por lo que no me han llamado más.

Así que ahora el pregonero es una especie de chistoso que invita a la diversión, critica lo que no le gusta y cobra por ello. No se quejen ahora en Montecerrao, querían un cachondo mental que les hiciera unos chistes malos, pues ahí lo tienen. La asociación de vecinos tiene que respetar la libertad de expresión, aunque no les guste la payasada.

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