Con la llegada del buen tiempo las costas se llenan no sólo de veraneantes con ganas de disfrutar del sol y el agua, sino también de gente que aprovechando las buenas temperaturas decide elegir la playa como lugar para la práctica deportiva.

A la hora de elegir la arena de la playa como lugar de recreo, entrenamiento o descanso, tenemos que tener en cuenta una serie de consideraciones previas.

Además de aquellas básicas como el uso de protector solar, no elegir las horas de máxima exposición solar, una correcta hidratación y el uso de calzado adecuado, nos centraremos en la actividad física en la playa.

La arena tiene unas características únicas, que varían en función de si nos encontramos en la orilla o en el resto de la costa.

En la orilla, la arena mojada presenta más consistencia y estabilidad, pero suele haber el inconveniente de la inclinación, que nos genera un desequilibrio corporal; en el resto de la costa la arena está blanda y la superficie tiene gran capacidad de absorción de impactos, pero es una superficie inestable lo que genera tener que realizar mayor esfuerzo para realizar cualquier actividad.

Estas características de la arena blanda son beneficiosas para realizar actividades de fortalecimiento y rehabilitación, ya que nos hace tener que trabajar mucho la estabilidad, pero también es causante de lesiones.

En cuanto al uso de calzado para realizar actividades en la playa, dependerá mucho del tipo de actividad que vayamos a realizar, la zona de la costa en la que nos encontremos, el tipo de arena y las características de cada persona.

Por todo esto debemos acudir siempre a un especialista sanitario como el podólogo para que nos realice una valoración biomecánica y sea él quien nos dé las indicaciones más adecuadas.