Aquello de que "estoy en total desacuerdo con usted, pero estoy dispuesto a dar mi vida para que usted lo pueda seguir defendiendo" no parece que esté muy de moda en la sociedad actual, y menos, por lo que se va viendo, en la directiva del Grupo Covadonga, que se ha visto metida en una serie de conflictos que ha terminado con algún socio fuera de la sociedad. Pongamos que uno de los socios se llama Felipe Aller Celemín, hermano del inolvidable José Luis, muerto en accidente en el Huerna. Felipe escribía a los dieciocho años del voleibol del Grupo y ahora, décadas después, escribe de otras cosas que molestarán pero que no pueden ser causa para mandarlo al fuego del infierno. Felipe, como sin duda sabrán los responsables grupistas, es un litigante pertinaz, por lo que un nuevo pleito aparece en el horizonte y al que se dedicará en cuerpo y alma el socio expulsado. Mal expulsado.
