La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Otra maldita tarde de domingo

Menos es más

Un país y una situación laboral en que se necesita más para llegar a menos

Pertenezco a la generación perdida. Como una enorme matrioska, conformando la nueva familia que ahora somos, así se muestra la crisis para los que aún seguimos en nómina. Porque una vez asestado el golpe letal para que las capas más desfavorecidas se hayan alejado de las más beneficiadas, ahora, cada día, surgen flecos que nunca imaginamos. Porque el organismo está en constante movimiento, no se estanca y evoluciona. Y sólo hay que hojear los nuevos contratos.

Quien aquí firma ha gastado su licenciatura en Filología Hispánica, algunos cursos sobre Pedagogía y Literatura, así como varios certificados de Inglés; aprendió francés para acercarse debidamente a Paul-Jean Toulet e italiano por saborear mejor los versos de Dino Campana; algo ha conseguido en el plano de las letras y sobrevive como librero en una generación que no retrocede pero que no consigue avanzar. Me explicaré. A diario me encuentro con unos tres curriculum debidamente encuadernados y paginados, en los que cada vez su extensión es mayor y sobre los que destaco dos perfiles: por un lado el grueso que ha superado ampliamente la treintena, con una curtida experiencia laboral y la necesidad y el placer de embarcarse en un proyecto así; por el otro, la década precedente con una ficha académica asombrosa y menos cansancio a su espalda. Y la contradicción se encuentra en el siguiente plano. Si yo ahora acudiese a un trabajo, a mis treinta y cinco, tendría en primer lugar la pega de la edad, pero mi curriculum también contaría con un tope, ya que no dispongo de un escalofriante número de másteres que hoy en día son más que necesarios. Y para llegar a un cierto nivel administrativo y económico necesitamos desembolsar una buena cantidad de dinero en idiomas (acompañados normalmente de una pequeña estancia en el lugar nativo) y una buena cantidad de tiempo para preparar todos esos exámenes que ya hemos desembolsado, por lo que no podremos trabajar durante todo ese tiempo, por lo que necesitamos una base sólida en la que apoyarnos (familia, herencia, premio gordo de la lotería) para estudiar lo que más nos gusta o lo que más nos conviene. Mientras, la nueva generación acumula títulos y gasta dinero por contratos peores, criando una sociedad aparentemente bien formada con peor remuneración. Menos es más.

Los contratos, como en su día la Inquisición, no entienden de estamentos. Las ocupaciones manuales o de peores condiciones están plagados de gente como yo, que no dispone de ese plus académico pero que cuenta con lo que entonces (nuestro entonces) era una buena base. Ahora es insuficiente. Se necesita más para llegar a menos. Es la nueva ley de la oferta y la demanda: consume, sonríe y aprende.

Compartir el artículo

stats