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Asignaturas pendientes

El precio de los libros escolares y el mal estado de la bahía

Empezó el curso y, coño, parece ser que hay carencias de profesores. Miren, yo no entiendo que se ninguneen perres en la enseñanza. Los libros deberían ser gratuitos (atrás quedaron, o deberían de haber quedado, aquelles coles en la Librería Nacional de la calle San Bernardo y los monopolios de los colegios de pago que te los vendían, haciendo seguro negocio, con las editoriales Luis Vives, Santillana, S.M... ) y esa asignatura, a estas alturas, aún sigue pendiente.

De igual modo, ahora que vamos quedando ya los del pueblu, hora va siendo de manifestar que las aguas de la bahía ni están cristalinas ni son inodoras ni, presupongo, están aptas para el baño. Lo del río Piles es un problema arrastrado desde la democracia orgánica, pero lo del emisario es bastante más reciente. Hete aquí otra asignatura pendiente en la que no cabe más dejación de funciones.

Hace unos días, un pescatín de los que sal al calamar, me comentaba que San Lorenzo era una ciénaga y por si fuera poco, la madre de una campeona de vela que suele hacer la travesía desde el Club de Regatas hasta Bellavista, por les boyes, me decía: "Alfonso, a veces no puedo completar el recorrido, ya no por la fetidez, sino por mor de los picores de las putrefactas aguas".

Hombre, está muy bien inspeccionar los chiqueros del Bibio, en aras de arrimar el ascua a prohibir los toros y está también asumido que el bable impostado nos va a desasnar (sin ir más lejos gracies a los rótulos ya sé que tengo que picar antes de baxame en el Parchís, pues hasta ahora, pasábame siempre de parada y aparecía en la desvencijada fuentona de La Plaza del Carmen), pero ¿no sería mejor volcarse en la enseñanza y en la playa?

En fin, de los geriátricos falaremos otru día.

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