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Jovellanos y la corrupcion

Asturias vuelve a estar conmocionada por la corrupción política. La reciente sentencia sobre el conocido como "caso Marea" aún no ha sustanciado políticamente los graves asuntos que están en la mente de todos. Han surgido casos nuevos en los que parecen estar implicados, por acción u omisión, nuevos protagonistas, imposibles de contrarrestar con presuntas coartadas. Mientras tanto los políticos que más deberían preocuparse por los casos que más les afectan a ellos, lanzan brindis al sol, para atacar a sus adversarios.

Los españoles no salen de su asombro, perplejos ante el absurdo ridículo de algunos políticos que sólo piensan en sí mismos; en ponerse los oropeles de los ministerios habiendo perdido las elecciones y vetando a quien debería formar gobierno por haber conseguido mayor número de votos.

Si algo desató la indignación, hasta derramar lágrimas, de nuestra mente más lúcida y comprometida por el bien de Asturias, Jovellanos, fue la corrupción política, de la que él mismo fue acusado por sus enemigos con las mentiras más burdas. Para defender su inocencia y servicios desinteresados a España escribió "La Memoria en defensa de la Junta Central", sin duda una de las cumbres de la retórica política, en la que expone con serenidad pero con contundencia su defensa contra las acusaciones de abuso de poder, malversación de fondos públicos y enriquecimiento personal. Anciano y solo ante Dios y su conciencia, nos ofrece un testimonio de los ideales patrióticos por los que luchó y por los que fue perseguido con inquina hasta morir solo y pobre en el destierro.

Así escribe: "Es posible que falte a mi pluma el calor que fuera necesario para tan rudo ataque. El cargo de usurpación de autoridad soberana, aunque gravísimo por su naturaleza, podía al menos dorarse con aquella especie de oropel que engalana los proyectos de la ambición; pero el robo de la fortuna pública y la infidelidad a la Patria, lleva consigo tan abominables y asquerosa fealdad, que de ser ciertos, dejarían impresa en los nombre de sus autores aquella manchas eternas, que según Cicerón, ni se pueden desvanecer, ni lavarse con todas las aguas de los ríos. De aquí que en la imputación de tan hediondos delitos es mucho más de admirar la torpe necedad, que la maligna osadía de nuestro calumniadores". Se puede argumentar más contra la corrupción en Asturias, pero con mucha menor contundencia y efectividad como esta diatriba de Jovellanos. La Memoria (?) debería ser objeto de análisis y estudio en el Parlamento asturiano y extensible a todos los concejales de la región.

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