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Crítica / Arte

Un edificio de lo más ilustrado

Recorrido artístico por la remodelación del Museo Casa Natal de Jovellanos

Una vez más, la Noche Blanca del pasado viernes, con gran aceptación del público a pesar de la lluvia, abrió la nueva temporada de arte en Gijón tras el verano. En el patio de la Casa Natal nos recibe la "Ciudad efímera" instalada por el Colectivo DV, formado por Diana Coanda (Resite, Rumanía,1974) y Víctor Velasco Recio (Avilés, 1986), actuando Natalia Alonso Arduengo como comisario de la obra. Ciudad desolada, ciudad de hierros montada sobre residuos metalúrgicos. Nos recuerda las ciudades del mundo recientemente inundadas por ciclones o sacudidas por terremotos. O ciudades marcadas por su pasado industrial.

Alrededor de este patio central arranca la remodelación del Museo, con nuevos cuadros y textos breves que explican al público el arranque histórico y devenir de la pintura asturiana. En concreto la galería baja pretende dialogar con la del primer piso. Vemos abajo obras de Mariano Moré ("Costa cantábrica", 1945), Luis Pardo ("Asturias", 1934. "Idilio", 1931) y Roberto Fernández Balbuena ("Retrato de María Teresa Gallego"). Y en la galería superior cuatro obras de Antonio Súárez y tres de Orlando Pelayo. Abajo tímidos inicios de modernidad, como la ligera geometrización de las figuras y el contraste de colores de Mariano Moré, características aún más acentuadas en las obras de Luis Pardo. Arriba la explosión de esa nueva pintura que proviene de la hibridación o mestizaje de las vanguardias del primer cuarto del siglo XX, como el informalismo o expresionismo abstracto de Antonio Suárez (cuatro obras)y Orlado Pelayo (tres obras), el primero a mucha distancia del segundo, como fundador del Grupo El Paso (1957) que fue.

Entre tales extremos, continúa en la planta baja la evolución de la pintura asturiana. Dos jarrones pintados por Arturo Truán Vaamonde en la fábrica familiar La Industria, vienen a indicar que Gijón empezó a ser una ciudad de artistas y pintores al establecerse aquí una burguesía empresarial, formada por banqueros, siderúrgicos, comerciantes y navieros, que demandaba obras de arte para sus despachos, salas y viviendas. En un primer tramo vemos obras de pintores del siglo XIX, casi románticos, como Ignacio Suárez Llanos (Gijón, 1830- Madrid, 1881) y Dionisio Fierros (Ballota, 1927-Madrid, 1894).

Luego entramos en las tres salas de los grandes pintores gijoneses. Al fondo, a la derecha, obras de Julia Alcayde (Gijón, 1855 - Madrid, 1939), Juan Martínez Abades (Gijón, 1862 - Madrid, 1920) y Nemesio Lavilla (Gijón, 1859-1946). El más conocido y valorado hoy en día es Juan Martínez Abades, de quien tenemos aquí "La ola" y el transporte de carbón en gabarra a un trasatlántico. Aunque Nemesio Lavilla resulta imprescindible para conocer el pasado de la ciudad por sus dibujos. En el espacio o sala central domina Las Mariscadoras de Ventura Álvarez-Sala Vigil (Gijón, 1869- 1919), con mujeres de varias generaciones metidas en tarea: la figura central es una adolescente sentada en la roca con una niña pequeña en sus brazos. Y en el espacio del fondo izquierda dominan los dos grandes, Evaristo Valle (Gijón, 1873-1951) y Nicanor Piñole (Gijón, 1878-1978), a quienes acompaña José Ramón Zaragoza (Cangas de Onís, 1874-Alpedrete, Madrid, 1949) con su cuadro "Prometeo y el fuego" (1906). De Nicanor Piñole tenemos tres obras, pues hay otro museo dedicado a él en exclusiva en la Plaza de Europa. Y de Evaristo Valle seis pinturas del todo geniales, alguna poco conocida, como "La muerte del poeta". En el centro de la sala se exhiben tres esculturas de Sebastián Miranda (Oviedo 1885- Madrid, 1975), para animar al visitante a subir dos pisos para ver "El retablo del mar".

El resto del Museo no se ha tocado. Pero el visitante no dejará de verlo. Le acompañamos en dos estancias. Una de ellas, "Juan Botas, memoria herida", conmemora los 25 años de la muerte por SIDA de este gijonés, que estudió en el Colegio de la Inmaculada. Recuerdo que la exposición de su obra en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, en diciembre de 1997, fue uno de los primeros trabajos de arte que escribí para LA NUEVA ESPAÑA de Gijón hace 20 años. El cartel dice: "Vistiendo antes de la corrida de toros a Jesulín de Ubrique, el más grande de estos años de feria, en su lujosa habitación del Hotel Alfonso XII, Sevilla". A Juan Suárez Botas (Gijón, 1958 -Nueva York, 1992) dedicó Jonathan Demme su película "Philadelphia", con Tom Hanks (premio Óscar), Denzel Washington y Antonio Banderas, estrenada en diciembre de 1993 .

Y la otra, la formidable sala de esculturas de José María Navascués (Madrid, 1934 - Oviedo, 1979), donde conviven obras de marca erótica como Sex-Shop (1973), otras referidas a la muerte (Hamaca, 1974), dos grandes artefactos como Avión (1975) y Fórmula I (1975) y la curiosa "Caja para matar vampiros" (1975), donde la suavidad y mimo con que están trabajados el martillo y la estaca contrastan con el supuesto uso a que se destinan.

Terminamos subiendo a ver "El retablo del mar" de Sebastián Miranda, que se formó en España, Italia, París y Alemania, y fue amigo de grandes personalidades como el torero Juan Belmonte y los escritores Pio Baroja, Azorín y Valle-Inclán, el médico y ensayista Gregorio Marañón, y el filósofo José Ortega y Gasset. Se pueden ver tres versiones del "Retablo del mar", cuyo tema es la rula del pescado en el puerto viejo de Gijón, una en fotografía, pues fue quemado en la Guerra Civil, otra en escayola y otra en madera. Los visitantes pueden jugar a establecer semejanzas y diferencias entre estas versiones, especialmente entre la escayola y la madera. Pueden contar los niños y bebés de la parte superior. O ver si encuentran en el retablo al famoso "Miguelón", cuya escultura está exenta a los pies del retablo, con un gran pez que le han regalado, colgándole casi de la cintura. De este retablo hizo Antonio Oteiza una versión en bronce (58 x196 cm.) en el año 2005, que está en Cerámica La Guía. Debe saber también el visitante que Oviedo cuida de su gente más que Gijón. De modo que el Ayuntamiento de la capital compró en su día los derechos de varias obras de Sebastián Miranda, que ha ido instalando en bronce en la ciudad, tales como "La Pescadera" (Plaza de Trascorrales),"La Gitana" (C/ Gascona), "Maternidad" (Barrio de la Florida) o "Concierto gitano" (interior del Auditorio Príncipe de Asturias).

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