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Crítica / Música

Un sonido poderoso

Son muchos años, varias décadas girando con su saxo y grabando con una ingente cantidad de artistas, y sin duda eso crea oficio. Kirk MacDonald abrió fuerte la temporada del ciclo "Jazz en el centro" -después de un septiembre muy pobre en cuanto a música en directo-, cosechando un lleno total en su primera actuación en Gijón y ofreciendo un recital de poco más de media docena de cortes que le valieron para demostrar su autoridad con el instrumento y su versatilidad como músico. Temas propios y standards, baladas, blues y piezas que se mueven en los márgenes del jazz clásico con evidentes toques de bop; esos fueron los componentes de un concierto que fue de menos a más y que acabó en una ovación merecida tras hora y media de un sonido, por momentos, arrollador.

Su repertorio es amplio (tiene más de 50 discos hasta la fecha), pero en esta ocasión se inclinó sobre todo por temas de su álbum "Symmetry" (AddoRecords, 2013), a pesar de no ser su último disco. Abrió con "Eleven", un homenaje al pianista Bill Evans en el que logró un imponente efecto de densidad sonora sobre un tempo comedido, creando una envolvente atmósfera de tensa espera que resolvió a golpe de fraseos a medida que avanzaba el tema.

"You see but you don't hear" marcó un punto de inflexión en la noche; empezó solo el contrabajo (Ignasi González) hasta que logró fijar un ostinato sincopado construido con un vaivén melódico sobre el atacó incisivo saxo. Con la incorporación de toda la banda el resultado fue un atractivodesorden sonoro, con pasajes intensos comandados por un teclado (Fabio Miano) de efecto hipnótico, por momentos psicodélico. McDonald respondió a la altura con ráfagas melódicas al saxo, y la batería (Esteve Pi) jugó con las subdivisiones del compás alternando la entrega visceral a la intensidad y el control. Era la pieza perfecta para el solo de batería, y no defraudó.

Las baladas llegaron en la recta final; primero una versión del "Ask me now", un bálsamo sonoro con melodía cantábile sobre patrón de swing en la que McDonald hizo una exhibición de poderío con un solo de saxo que culminó en un aplastante grave. Y en la misma línea discurrió su composición "Shadows". Quedaba la despedida, "Kirk´s blues", un tema cargado de tensión desde el vertiginoso diálogo entre saxo y batería que abre la pieza. El tema avanzó como una apisonadora, y el público fue caldeándose a cada pasaje, a cada solo.

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