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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Sofocos económicos

Las escaseces monetarias de los eventos lúdicos y culturales en Gijón

Está bien eso del diálogo, por ejemplo en Cataluña, que es en donde se lleva mucho estos días reclamarlo. Lo malo es que hay prioridades y la prioridad catalana consiste ahora mismo en sofocar el golpe de estado que han puesto en marcha las indignas autoridades de la Generalidad. Cuando los responsables del golpe sean detenidos y procesados para que respondan de sus delitos probablemente sea el momento de dialogar lo que haga falta, pero lo primero es lo primero.

Por nuestro pueblo siguen pasando cosas raras y, ya que hablamos de sofocos, los gobernantes municipales tienen en un sin vivir a los de la Semana Negra pidiéndoles más papeles para soltar la pasta que se comprometieron a darles este año de más: 75.000 euros a sumar a los 100.000 previamente comprometidos. Para salvar el compromiso con la administración tributaria que los tenía asfixiados a principios de este año, tuvo un particular que avalar a la asociación civil organizadora en pro de la obtención de un crédito. El avalista, que para eso se arriesgó, exigió el cambio de la empresa contable que les llevaba desde hacía años los asuntos para poner los números en otra de su confianza. Lógico que así sea, pero que se sepa que las cuentas semaneras están ahora llevadas férreamente por unas manos que no son ni las de la directiva de la asociación ni las del comité organizador del evento. ¿Serán capaz este particular y su empresa de contabilidad de confianza de presentar a los mandamases foristas el plan de viabilidad que les exigen para aflojar la los cordones de la bolsa que retiene los 75.000 machacantes? Esperemos que, aparte de presumir, tengan la habilidad para hacerlo cuanto antes, no nos vayamos a meter en otro año como tantos de estos últimos atrás, corriendo detrás del dinero y con los pobres acreedores esperando el santo advenimiento. Va mereciendo la Negra gijonesa, hasta en preocupante declive como festival literario, que se vayan levantado algunos velos y que, como en un relato del policiaco, se desvelen algunos nombres, algunos hechos que, hasta ahora permanecen pudorosamente ocultos.

Y como en esta nuestra populosa villa marinera, al igual que en todas, la risa va por barrios, por la parte de babor le aprietan las tuercas a Divertía, la sociedad en la que el gobierno moriyonista municipal concentra las cuestiones de los regocijos públicos. Pide más dinero el concejal responsable del invento, Jesús Martínez, y la izquierda le manda a hacer gárgaras y le viene a decir que se arregle con lo que tiene, que ya es bastante. Parece no conformarse el cuitado y viene a contar que va a tirar hacia adelante a pesar de todo. No es la primera vez que hace la misma jugada: gasta más de lo presupuestado y de lo dispuesto y, llegados a un punto, viene con cara de mucha pena a decirnos que toca hacer una derrama porque, de lo contrario, su Divertía del alma entrará en causa de disolución. Y los señores concejales de babor a tragar y a permitir que se envíe una remesita rumbo a la casa de la palmera.

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