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Otoño en los bonsáis del Evaristo Valle

La exposición permanente en el museo gijonés tiene estos días otro aliciente en los colores de la naturaleza

En setiembre ya se percibe en la cambiante coloración de las hojas de algunos de los arbolillos caducifolios expuestos en la Fundación Museo Evaristo Valle, la cercana aproximación de la época del frío.

Esto es también el caso de la primera especie de árboles aparecidos sobre nuestro planeta, en el Pérmico, hace la friolera de 270 millones de años (antes de las flores y los dinosaurios), los Ginkgos, verdaderos "fósiles o relictos vivientes", y sin parientes vivos. Desaparecieron de la tierra en el Jurásico (195-136 millones de años) y solamente en 1712 el científico alemán Engelbert Kämpfer redescubrió en China grandes bosques de Ginkgos, y esta especie crece ahora nuevamente en todo el mundo.

Las hojas del Ginkgo estos días cambian de verde claro a amarillo, antes de caer.

En cambio, pronto cambiará sus hojas verdes a un intenso rojo, un Acer Palmatum, recientemente expuesto en el museo. Es de medio siglo de edad estimada y solo unos 50 cm de altura, adquirido como pequeño arbolillo en el año 1983 en un vivero de Gijón y cuidado/formado pacientemente por su dueño desde entonces.

Precisamente la rama de arce roja es el emblema nacional de todo un gran país, Canadá.

Las miniaturas de hayas y robles de la exposición cambiarán de coloración y perderán sus hojas solamente en pleno invierno/comienzo de primavera.

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