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155 años del proyecto de El Musel

La polémica entre apagadoristas y muselistas frenó el plan durante años

El día 11 de octubre de 1862 el ingeniero Salustio González Regueral presentó ante el asturiano José Francisco Uría, que entonces era director general de Obras Públicas, el proyecto del puerto de El Musel con la idea que era ese el lugar más conveniente para el puerto de refugio. Pero desde esa fecha hasta su aprobación definitiva pasaron casi treinta años.

La cuestión es que parte de la sociedad local consideró la zona de El Musel como un lugar muy lejano, y se desató una lucha entre muselistas y apagadoristas. Lucha de intereses económicos, sobre todo. Cada bando tuvo sus clubes, sus casinos, sus periódicos, sus industrias, sus comercios?

La pugna entre apagadoristas y muselistas duró demasiado tiempo, hasta finales del siglo antepasado. Los primeros eran partidarios del puerto que se llamó "Apagador" (por la forma de apagavelas que tenía el plano propuesto), o sea, preferían ampliar el histórico puerto local, el del Muelle, por la parte de Fomento y quedar todo ello cerca del centro de la población. Los muselistas, sin embargo, eran partidarios de hacer el nuevo puerto de carga y pasajeros en El Musel. Los muselistas eran en teoría más progresistas, pensaban en el desarrollo espacial de la ciudad, con posibilidad de que recalasen barcos de mayor tonelaje, y los apagadoristas eran más conservadores, más localistas. Defendían intereses de navieros gijoneses como Melitón González y Óscar Olavarría que con flotas pequeñas pensaban ser perjudicados con la posible competencia en el nuevo, y gran, puerto de El Musel.

Aliados de los muselistas fueron empresarios mineros que pensaban exportar desde El Musel más carbón, y también lo fueron los propietarios de terrenos en esa zona oeste de Gijón. Sin embargo con los apagadoristas estaban comerciantes y navieros, y parte de la burguesía local.

Al final ganó quien ganó y, efectivamente, la zona oeste fue fundamental en la industrialización de Gijón. En el sentido ecológico el cambio fue para peor, uniendo al trajín industrial que supuso El Musel multitud de fábricas, talleres y astilleros, y dejando de esa manera la zona este de Gijón (Somió y La Guía) limpia de humos y chimeneas y lugar de merenderos populares muy concurridos (por ejemplo gracias a la entrada en funcionamiento del tranvía en el año 1890), y para residencia de las clases pudientes.

De todas maneras, en Jove, antes de El Musel, que se inauguró al tráfico marítimo en el año 1907, había chalés y fincas de recreo propiedad de familias como Nava, Bango, Moriyón, Paquet? Era entonces un espacio libre de fábricas, sin humo, lugar de veraneo, era "el Somió del oeste".

Cada bando tuvo su prensa. Por ejemplo el diario "El Comercio" fue apagador, y un capitán de los apagadoristas fue Florencio Valdés, uno de los fundadores del periódico en 1878.

Florencio Valdés fue también impulsor de la compañía de tranvías y en su casa de campo (en lo que hoy es el Jardín Botánico Atlántico) se reunían habitualmente los apagadoristas. Los apagadoristas también tenían un semanario de nombre "El Florete", y apagadoristas fueron también Vicente Inenrárity, uno de los fundadores de "El Noroeste", o el que fuera alcalde Casimiro Domínguez Gil, y hasta hubo un Sport Club Apagadorista.

La prensa de los muselistas fue el periódico "El Musel" fundado en 1888, y muselistas fueron Antonino Rodríguez San Pedro, boticario, que fue un tiempo alcalde de Gijón, el médico republicano Eladio Carreño o el mismo conde de Revillagigedo.

Ese debate entre apagadoristas y muselistas fue una lucha estéril que frenó el desarrollo de Gijón, y que duró desde el 11 de octubre de 1862 -ahora hace 155 años- hasta el año 1889 cuando el estado decidió construir el puerto en El Musel.

El puerto de Musel se abrió al tráfico en el año 1907, hace ahora un siglo y diez años, y tiene mucha historia sin duda. Es uno de los lugares donde se encarna la memoria industrial de la ciudad con miles de trabajadores desarrollando allí su vida laboral, hasta ahora mismo. Pero también tiene, y habría que reivindicarlo, un enorme valor emotivo y simbólico, es un "lugar de la memoria" muy significativo si hablamos de historia social de Gijón.

Pensamos en muchos gijoneses y gijonesas partiendo desde El Musel a la emigración americana, y llegando de ella, pensamos en su protagonismo durante la Guerra Civil... El Musel ocupa un lugar muy importante si hablamos de la Memoria de la ciudad de Gijón.

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