El puente del Pilar deja de manifiesto, por si hubiera aún alguna duda, la oferta casi infinita de ocio que pone Gijón sobre el tapete. La ciudad muestra cada día su sentido de la iniciativa y la riqueza de sus actividades, muchas de ellas, por fortuna, fruto del empuje de entidades y sociedades privadas. Estos días, con los hoteles casi llenos, las calles animadas y el negocio del turismo feliz de cómo le marchan las cosas, Gijón alegra la visión de vecinos y visitantes con tantos actos y tan atractivas llamadas a la participación popular que pocas ciudades españolas llegan a la altura de lo que se ofrece aquí. Quedan todavía dos días del puente de octubre, por lo que restan muchas cosas con las que atraer al visitante y al vecino que no se ha ido en busca de nuevos horizontes. La oferta casi infinita de este Gijón que se reinventa cada día es una prueba más de que la ciudad quiere superarse y ser mejor cada día.
