Abierta desde hace años la Autopista del Cantábrico, la carretera de Villaviciosa no ha perdido presencia en los quehaceres oficiales ni en los espacios informativos. La vetusta Carretera de la Costa, que tantas curvas obligaba a superar, ha desaparecido en lo que se refiere al tramo de Avilés hacia el Occidente, con las revueltas de las Luiñas dejadas de la mano de Dios, en el buen sentido de la frase. Pero la carretera a Villaviciosa, con las cuentas presentes de los accidentes que se sufren en los tramos de Quintueles y Quintes, sigue casi en plena forma. Hasta cuenta con ilustres hacedores de cócteles como atractivo turístico. No puede ser ningún honor figurar entre los tramos más peligrosos de la red vial española, pero eso es lo que hay, que diría un escéptico. La carretera de Villaviciosa está bien que permanezca como un bien de interés histórico, pero para recorrerla será mejor la autopista.
