No pensaba escribir sobre esto. Suelo ver los premios "Princesa de Asturias" por costumbre y con orgullo de que en nuestra tierra se den unos premios que son cada vez más importantes. Esta vez no iba a ser diferente, quizás estaba más interesada por ver lo que decía nuestro rey, al que cada día admiro más desde su última aparición televisiva. Sin embargo, he de decir que me lancé a escribir al oír un discurso que me llegó directamente al corazón.
Los discursos, todos lo sabemos, pueden ser importantes, grandiosos, dignos... Pero es difícil que un político te remueva sentimientos. Nunca le había oído hablar, pero el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, en representación de la Unión Europea como receptora del premio "Princesa de Asturias" de la Concordia, me ha hecho vibrar y pensar que quizás no esté todo perdido. Europa está con nosotros, con España, con la unión y el respeto a la ley... Y yo he sentido como nunca en otros discursos que hablaba desde la emoción, y por empatía yo también me he emocionado. Ha hablado de una forma sencilla, sin rodeos, sin tecnicismos, sin pretender, creo, hacer un discurso para que quede en los anales de la historia... Habló sintiendo de verdad lo que decía y así al menos me hizo sentir a mí. Ha hecho un homenaje a esa bandera de la que yo hablaba la semana pasada, pero lo que me ha llegado al alma es que también junto a nuestra bandera, que tiene en su despacho como regalo del ejército español, tiene también otra bandera. La nuestra, la de la cruz de la victoria, esa que nos hace sentirnos orgullosos de pertenecer a esta tierra, sin necesidad de poner fronteras a un sentimiento de pertenencia y de cultura que nace con nosotros. Tajani tiene esa bandera como reconocimiento a lo mucho que hizo por Gijón, por los trabajadores de Tenneco, y ya entonces habló de mi ciudad con toda la emoción del mundo cuando inauguró la calle que tiene su nombre. Pero nunca le había oído en directo. Muy pocas veces un discurso me había emocionado tanto. Su sencillez, su cercanía, su amor por todo lo nuestro me hace tener esperanzas en que no todos los políticos son iguales, que este hombre, estoy segura, querrá luchar por la concordia y la unión de toda Europa cuando hay quienes tratan de dividirla.
Habló de su madre, profesora de Latín y Griego que le inculcó el amor por todo lo clásico. Y por eso yo me voy a permitir plagiar el final de su alocución en la que cita a un poeta dramático romano, Publio Siro, que escribió hace siglos algo que está de plena actualidad: "donde hay concordia, siempre hay victoria". Viva la democracia, viva Europa y viva España.
