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Por libre

Un puente terrorífico

Ya quisiéramos muchos que alguna de las infraestructuras que tanto echamos en falta en este país y especialmente en esta nuestra bendita tierra, Paraíso Natural, se erigieran con la misma rapidez y alegría con la que se construyen los puentes en el calendario. El ejemplo lo tenemos sin ir más lejos esta misma semana, donde los niños asturianos tendrán la oportunidad de disfrutar de un puente que en nada tiene que envidiar al mismísimo Golden Gate de San Francisco. Y es que a la festividad nacional del miércoles 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se le han unido también como días no lectivos el jueves y el viernes.

Lo que no sabría muy bien llegados a este punto, es cuál sería la forma más apropiada para denominar a este macropuente: si como el de Todos los Santos, tal y como marca nuestra tradición; o si visto lo visto, apostatando de ella y entregándonos sin ningún tipo de rubor a esta invasión de calabazas, telas de arañas, esqueletos y demás atrezos que todos ustedes de sobra conocen, lo bautizamos (laicamente, por supuesto) como el puente de Halloween. Un puente terrorífico podríamos así llamarlo. ¿Qué les parece la idea?

Terrorífico o más bien de vértigo, será sobre todo para aquellos padres que no tengan la misma suerte que sus hijos. Así, a menos que recurran a emplear alguno de los siempre escasos y preciados días de vacaciones, no les quedará otra que hacer (una vez más) verdaderos malabares para dejar a sus retoños a buen recaudo hasta poder volver a casa con ellos. ¡Viva la conciliación familiar! Pero todo sacrificio es poco para que nuestros pequeños monstruitos tengan su merecido descanso, tras unos días donde se han empleado a fondo en sus colegios, participando activamente para la creación de terroríficos decorados con los que adornar sus aulas. Algunos tan esmerados, que podrían hasta servir para el rodaje de una película 'gore'. Por ello a veces me pregunto si no se nos estará quizás escapando un poco de las manos todo esto del Halloween. Y pensar que todo comenzó como una actividad complementaria para la asignatura de inglés. Vayan ustedes ahora a preguntarle a cualquier niño cómo se dice calabaza en la lengua de Shakespeare. Descubrirán lo que de verdad es terrorífico.

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