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No se entiende nada

El enrevesado asunto catalán entra en nuevos capítulos

Cuando ya me voy acostumbrando a mis múltiples dolores y enfermedades, no se crean que ya he parado, me ha salido otra más: me empieza a preocupar estar perdiendo la cabeza, cosa que yo creía tener en muy buen estado. No entiendo nada de lo que pasa en este país nuestro, aunque tampoco entiendo las cosas que dejamos que pasen en el mundo, pero me preocupa más el nuestro.

Ya estamos con Cataluña a cuestas. Les juro en arameo que no quería tratar el tema, hasta noto que algo me tira del brazo para que no lo toque, pero no puedo porque me tiene hablando sola. Cuando por fin Puigdemont proclama la independencia y Rajoy se decide a salir de donde quiera que esté escondido y a poner en marcha el famoso 155, se me escapa un suspiro de alivio. Afortunadamente Puig no pide elecciones y sigue en sus trece, yo me alegro porque unas elecciones ahora y con unos partidos falsarios, mentirosos y corruptos capaces de todo, dan miedo. Pero va nuestro Presidente y convoca elecciones para diciembre, para mí sin tiempo para preparar nada y a poner las cosas en su sitio. Claro que hacen falta elecciones pero no así, ni tan pronto.

Se mete en la cárcel a Junqueras y a unos cuantos más, pero el Puig se escapa a Bruselas y desde allí sigue su campaña de mentiras y lloros para convencer a algunos de lo inconcebible. Eso sí, muy sacrificado él, mientras algunos de sus compis están en la cárcel y espero que bien incómodos, nuestro Puig da ruedas de prensa, pasea, toma café con los amigos y supongo que comerá en buenos restaurantes, aunque eso no lo vimos. A los compis que los zurzan.

Mientras tanto aquí algunos obtusos dicen que ha sido algo duro en su actuación el Gobierno. Muchos creemos que ha sido demasiado blando y caballeroso con gente que no lo merece. Una gente que permitía que en algunos colegios los maestros dijeran a los alumnos que la guardia civil y los policías son malos y pegan a la gente, aun habiendo hijos de guardias civiles y policías allí que sufrían las consecuencias, por ejemplo en el colegio "Mosén Vives". Lo que es peor, una parte de los docentes catalanes se ha volcado para defender a esos maestros que de maestros sólo tienen el nombre. Se cesó a la consellera de educación, Clara Ponsatí, quién dijo desde Bruselas que no tolerará acoso judicial a los maestros y que la libertad de expresión también es educación.

Es muy triste que los partidos políticos nunca se pongan de acuerdo sin preocuparse de las urnas, sólo pensando en el bien común. Cambian de idea de la noche a la mañana dejando al electorado perplejo. Sánchez va y viene y no se detiene; un día apoya a unos, al día siguiente sí pero no. Rivera es un poco más firme y siempre defendió la constitución en Cataluña, pero a veces tiene también dudas en sus apoyos. El Partido Popular también, un día necesita a los demás, otro día puede hacerlo sólo y lo proclama para inclinar a su favor a los votantes.

Vaya lío de elecciones con tal cantidad de partidos políticos y tal cantidad de siglas que entra la risa, todos luchando por ganar. Hasta Ada Colau está viendo su oportunidad con su partido "Catalunya en comú".

Puig querría unir a todos los partidos secesionistas con él de presidente y preparar las elecciones desde Bruselas, pero le va a costar más de lo que pensaba porque el Parlamento Europeo ha vetado la entrada de Puig y sus consellers al mismo. Si quieren entrar necesitan un permiso expreso de los tribunales. El magistrado de instrucción impuso medidas cautelares al presidente catalán y sus consellers. Esto ha sido un palo para ellos porque sus planes era llevar la campaña electoral desde allí y ahora se les ha puesto muy difícil. Además se ha prohibido a Puigdemont salir de Bélgica y tiene que estar siempre a disposición de la justicia belga. Gracias a la firme posición de Trajani, defensor de respetar el orden constitucional.

Se anuncia también una concentración de 200 alcaldes independentistas en Bruselas para apoyar a su presidente, ¿será el primer acto electoral?

Es todo un sin sentido. Lo malo es que nos tiene al resto de los españoles en vilo, que no se habla de otra cosa, que nos agobia y nos harta, que desearíamos no volver a oír hablar de ninguno de ellos, que casi nos gustaría que se independizasen y se hundieran en la miseria que ellos mismos provocarían, pero sabemos que eso no es justo para muchos catalanes y por el efecto llamada que acarrearía. Así que intentaré atarme la mano la semana que viene para no poder escribir ni nombrar la palabra catalán ni nada relacionado.

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