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Crítica / Música

Una nueva luz en la música electrónica

"Galgo" y "Cicada" inauguran el catálogo del sello discográfico gijonés Framily

Cuando un proyecto musical se presenta se inicia un viaje, un trayecto difícil de prever en el que la música discurre a través de diferentes formatos y soportes. Pero la presentación también es el punto final a una labor de creación, a muchas horas de trabajo dando forma al proyecto. El sábado "Framily" llegaba a este punto, y lo hacía con un concierto conjunto de "Galgo" y "Cicada" que llenó la Colegiata de San Juan Bautista. Estas dos formaciones inauguran el catálogo del nuevo sello discográfico gijonés y abren la senda de nuevos proyectos de música electrónica en la ciudad.

Todo estaba cuidado al detalle; la colegiata ofrecía el escenario adecuado, tanto para la acústica como para la puesta en escena, la iluminación, las proyecciones y, por supuesto, la música, que las dos formaciones interpretaron siguiendo la disposición de los temas en el disco. Los miembros de "Galgo" y "Cicada" actuaron como una "framily" (grupo de amigos más cercanos que constituye una familia extendida) tanto en el proceso de creación como en directo, colaborando en varios temas. La música de ambos grupos comparte la voluntad de involucrar al oyente en una escucha activa, planteando una experiencia sensorial en la que la lógica del tiempo se suspende. La música se trata como sonido y el sonido como materia para construir atmósferas y paisajes sobre los que se superponen melodías y texturas.

Abrió el concierto "Galgo", dando forma a base de sonidos procesados a un denso suelo de graves que acabó por organizarse a golpe de pulso en la percusión. Las melodías de sus temas se articulan con pocas notas que emergen de la masa sonora con una tímbrica muy cuidada. Portamentos y uso de arco en las guitarras son algunos de los recursos con los que cuentan Javier Bejarano y Verónica R. Galán para dar vida a unos temas que se mueven entre la electrónica ambiental y el minimalismo, entre la oscuridad de sonidos prolongados e intervalos reducidos y la luz de los arpegios en los teclados. Una propuesta que invita a una introspección en ocasiones hipnótica, conducida por ostinatos y reiteraciones melódicas.

En la misma línea, pero con otro planteamiento, "Cicada" apuesta por un sonido más agresivo y una propuesta expansiva, maximalista. José A. Rila arma auténticos muros de sonido con bases rítmicas y sonidos sintéticos reforzados con poderosos bajos eléctricos. Sobre esta estructura Sara Muñiz multiplica las líneas de viola en una superposición de melodías de ámbito amplio y con trabajados pasajes que, en ocasiones, lleva el batido de ondas más allá de la disonancia. Sin tonalidad estable, los fraseos se mueven en centros modales con puntuales guiños de aire oriental y pasan de la calma a la rabia cuidando la tímbrica a través de un buen manejo del arco.

El concierto acabó con los cuatro músicos en el escenario y con la sonora ovación de un público entregado. Mención especial merece la buena labor de Jorge Cueto con el sonido, controlando que herzios y decibelios estuvieran siempre en el nivel preciso. Un buen arranque para "Framily" que augura un largo recorrido a los proyectos de "Galgo" y "Cicada".

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