Resulta que la catástrofe del "Prestige" parecía ser cosa de la noche de los tiempos, y no, está bien viva y casi coleando. El Estado español no ha cobrado un euro de los más de mil quinientos millones que han sido dictaminados por las autoridades judiciales como parte de la indemnización, que quedan otras partes pendientes. Son dinero mil quinientos millones, que, se supone, habría que dedicar a afectados, sean personas físicas, empresas y territorios, que no han visto más indemnización que la que decidió en su día el Gobierno de Madrid para tapar a la Xunta de Galicia, aún de Manuel Fraga. Es curioso cómo las catástrofes resucitan cada poco, sea por testimonios de afectados, sea por dineros pendientes. A Gijón lo mismo le corresponde un pellizco de esa millonada que está pendiente de cobrar por un Estado, el español, que nunca parece tener prisa para resolver contenciosos.
