El sol inunda los días de la ciudad, pero numerosas calles de Gijón, atentas sin duda al verdadero calendario, ya lucen los arcos de la iluminación navideña. Las bombillas, sean led o convencionales, no se han encendido todavía, pues falta más de un mes para la Nochebuena, pero se observa que los motivos puramente navideños han recuperado el espacio que por razones desconocidas pero que se intuyen con facilidad habían perdido el año pasado. Las quejas ciudadanas han hecho mella en los responsables municipales y el indiscutible olfato de la alcaldesa Moriyón ha hecho el resto. La iluminación navideña vuelve, pues, por donde solía y por donde nunca debió salir. Las ganas de algunos de borrar cualquier vestigio religioso de las fiestas han de ser aparcadas porque los gijoneses saben cómo gastar cada cuarto a gusto de ellos mismos y no por indicación de la eterna minoría.
