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Por libre

Navidad otoñal

No por ser de sobra conocido (o padecido en algunos casos), deja de ser cierto el hecho de que cuando aún no han caído todas las hojas de los vetustos y sabios árboles caducifolios, ya tenemos sin embargo rodeándonos por doquier la Navidad de este año 2017; soso numeral dicho sea de paso, carente de graciosa rima aparente.

De este modo, estantes repletos de dulces navideños en los supermercados a los que en breve se unirán villancicos en modo 'tamagotchi' a través del hilo musical, buzones a rebosar por los catálogos de juguetes, instalación de luminarias para gusto de unos y desagrado de otros, y por último pero no menos importante, el ya clásico anuncio de la Lotería Nacional, han servido como pistoletazo de salida para unas Navidades que como cada año, suponen unas fiestas entrañables para muchas personas y por qué negarlo, pesadilla también para no pocas.

Ha sido justo en estos días motivo de polémica el spot de la Lotería Nacional correspondiente al Sorteo de Navidad, dirigido para la ocasión por el galardonado y reconocido director de cine español, Alejandro Amenábar. Y es que según el Consejo de la Juventud de España, el anuncio en cuestión pecaría de "machista y sexista", en tanto en cuanto presentaría al personaje femenino que aparece en el mismo como "una mujer silenciada sin autonomía o control sobre su propia vida", que ve en el correspondiente personaje masculino a su héroe salvador.

Personalmente, les confieso que he tenido que ver unas cuantas veces el susodicho anuncio para poder tener mi propia opinión al respecto. Permítanme no obstante que me la reserve y que deje que sean ustedes quienes emitan su dictamen particular. Me permito tan solo afirmar que son estos unos tiempos donde 'cogérsela con papel de fumar', se demuestra casi siempre una insuficiente profilaxis contra esa enfermedad endémica que representa lo políticamente correcto.

Por ello, mi impresión es la de que en un país donde la amplia mayoría de los que adquieren una papeleta o incluso un décimo para la Lotería de Navidad lo hacen por el simple pavor al supuesto de quedarse a dos velas, mientras el vecino de turno pudiera resultar agraciado, no sería necesaria publicidad alguna. Y menos aquella en la que interactúen un hombre y una mujer comportándose como tales (que no digo que sea el caso). Se corre de manera innecesaria el serio riesgo de tener precisamente todas las papeletas para ser denostado por aquellos que no tienen mayor preocupación y ocupación que la de convertirse en estrellas del cante jondo, ansiando cantar el Gordo sin alcanzar méritos siquiera para celebrar la pedrea.

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