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Presidente de la Asociación de Vecinos de La Guía

Padre Pachi, in memóriam

Un sacerdote jesuita que dejó también su impronta de fe entre los vecinos de La Guía

He dejado pasar un tiempo para rememorar con calma mis vivencias relacionadas con una amistad profunda, iniciada hace apenas tres años durante los cuales tuve ocasión de tratar con bastante frecuencia al Padre Pachi S.J. e intercambiar interesantes experiencias con él. Tiempo ciertamente breve, pero suficiente para comprobar su generosidad y sencillez que, junto con un gran corazón, siempre estaban disponibles para el servicio al prójimo. A pesar de su ya poca salud, he podido percibirlo como un hombre feliz, preocupado por ayudar de manera generosa a las madres que atienden al Centro de Acogida de Madres Gestantes sito en mi barrio de La Guía. Fue un hombre de Dios, capaz de compartir las penas y alegrías de todas las personas con las que se cruzaba. Fiel a su brújula ignaciana -el amor hay que ponerlo más en las obras que en las palabras- fue ante todo un "cura" para los que lo tratábamos en este barrio.

Como certeramente se dijo desde las páginas de este mismo periódico, Pachi era un ejemplo por su fe en Dios, por su confianza en Dios, por su entrega total al servicio de Cristo y de todos los necesitados. Para él no había tiempo ni para el ocio ni para la jubilación, siempre estaba disponible para el servicio religioso. Tanto es así que incluso a veces, por carecer de competencias para tomar decisiones de tal índole, había que frenarle en su ímpetu de ofrecer el servicio de la Santa Misa en la capilla que preside Nuestra Señora de La Guía. Ojalá hubiera muchos sacerdotes como tú, tan sensibles a las necesidades del hogar y la labor del Centro de La Guía y cosechando feligreses, muchas veces impedidos, a los que les brindaste la oportunidad de escuchar la Santa Misa y a los que atraías con tus breves e incisivas homilías, casi siempre inspiradas en los consejos de tu abuela. Y todo ello era posible gracias a la inestimable ayuda de tu inseparable Tomi Nistal.

Por todo eso y mucho más, Padre Pachi, tus amigos de La Guía no te olvidarán nunca.

Cada vez que recemos el rosario, igual que como solías hacer en vida, tú nos acompañarás y hasta puede que incluso puedas hacernos el regalo de enviarnos un sacerdote dispuesto a servirnos en el culto eucarístico.

Descanse en paz, Ángel Cuesta Ramos, nuestro Padre Pachi.

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